2039, odisea de «lo bonito»

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

06 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Quise titular esta columna de otro modo: «Hasta 2039, viaje con nosotras». Sin embargo desistí por si la ortodoxia gramatical pudiera ver en tal sintagma una agresión a la preceptiva. Yo me explicaría, pero mucho me temo que mis palabras caerían en el pozo de los deseos, esos que sólo se le cumplen a Pedro Sánchez. De él va esta columna, de quién si no. Es nuestro Odiseo, el héroe dramático que consiguió regresar a su Ítaca, esa metáfora del arte que glosó Borges en estrofa impar y soberbia: «Cuentan que Ulises, harto de prodigios,/ lloró de amor al divisar su Ítaca/ verde y humilde. El arte es esa Ítaca/ de verde eternidad, no de prodigios». Después del cuarteto de Borges a uno solo le queda callar o hablar del presente, que para eso escribimos los columnistas, y no para extraviarnos en asuntos no esenciales de nuestros artículos. Porque en esta introducción lo esencial era explicar el título que no escribí. Aunque quisiera, pero la autocensura que nos imponemos los escribidores en ocasiones conlleva estos desmanes. Porque si yo titulase «Hasta 2019, viaje con nosotras», diría que le estoy brindando a la RAE y de paso a la biempensante izquierda una idea que sostengo y no enmiendo: el uso del femenino genérico. Dejémonos de monsergas y de destrozar el curso del lenguaje con ese imperativo de la correción política que empuja al longincuo «todos y todas». Digamos todas, y punto. Digamos nosotras, y punto otra vez. Que el femenino genérico triunfe es uno de los pocos restos que quedan de mis anhelos. Los otros, todos (y todas), los ha tronzado la certeza de que tenemos veinte años de Sánchez, por lo menos. Como Jordi Pujol, Rodríguez Ibarra o Manuel Chaves. Sánchez será el siguiente. De la Moncloa, de no haber salido ahora, no saldrá hasta que el asesor y el del CIS y la de TVE y La Sexta y Él consientan. No hay qué hacer, opositores del PSOE, arrojen la toalla y ríndanse. Yo ya lo he hecho.

Me he convencido de que lo bonito es votar PSOE y contra lo bonito no hay argumento. Para votar al PP uno tiene que estar arruinado, como con Zapatero, o envuelto en porquería, como con Felipe. Al PP en España se le vota para que te saque del océano cuando te estás ahogando y restaure eso del Estado del bienestar, que es un invento socialdemócrata que solo hacen posible los conservadores cuando cuadran los números, como ha hecho Feijoo en Galicia. Lo bonito es que salgan «los de la cultura», con la ceja o el manifiesto, augurando que vienen los insensibles: es sabido, los conservadores no tenemos corazón y somos iletrados, o ignorantes gorgonas. Lo bonito es la rosa y el puño. Con la rosa tapan sus corruptelas y con el puño golpean hasta hacer desaparecer al resto. Diez años de lucha y diez de viaje tardó Odiseo en volver a casa. La casa de Sánchez es la Moncloa. En veinte años no saldrá de ella.