Que el mundo salve a Venezuela

Jorge Quindimil FIRMA INVITADA

OPINIÓN

STRINGER

01 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Venezuela no es una democracia ni un Estado de Derecho. Al contrario, Venezuela es un Estado en el que la vulneración de los derechos humanos es sistemática a todos los niveles, según han denunciado múltiples organismos internacionales. El hambre, la violencia y la corrupción oprimen a un pueblo desesperado y sometido por un régimen autoritario que no respeta los más elementales valores democráticos.

Sólo en este contexto es posible entender la liberación del líder opositor Leopoldo López por un grupo de militares que se han posicionado a favor de la institucionalidad representada por Juan Guaidó, el Presidente de la Asamblea Nacional y Presidente interino de Venezuela, último bastión democrático del país. Se desconoce el nivel del apoyo de las fuerzas armadas a estos hechos, pero se constata que el hartazgo de la población se ha extendido a los cuarteles, donde se levantan cada vez más voces a favor de la democracia y de la libertad. El ejército era una de las últimas incógnitas por despejar en la ecuación venezolana, y hoy se ha constatado que el chavismo se queda cada vez más solo. La violenta represión de la Guardia Nacional Bolivariana a un pueblo que ha tomado las calles es síntoma de ello.

El régimen de Maduro y sus aliados (fundamentalmente, Cuba, Bolivia, Rusia y Turquía) calificaron los hechos como “golpe de Estado”. Sin embargo, el Presidente interino Guaidó y sus aliados (las principales democracias del mundo, con España a la cabeza, y diversos organismos internacionales, como la Organización de Estados Americanos -OEA- o la Unión Europea, con el Parlamento Europeo al frente) defendían los hechos como una manifestación pacífica de la transición política que debe llevar a Venezuela a la convocatoria de unas elecciones libres. ¿Quiere esto decir que España o el Parlamento Europeo están apoyando un golpe de Estado en Venezuela? Por supuesto que no. Esto quiere decir que no estamos ante un golpe de Estado porque en Venezuela no hay un Estado democrático ni de derecho, ni su sombra.

La comunidad internacional debe reaccionar con contundencia para no dejar solo al pueblo venezolano en este proceso pacífico y democrático para hacerlo irreversible. La UE, la OEA, la ONU y el Grupo de Lima están trabajando por ello. Si el pueblo, el ejército y la comunidad internacional actúan unidos, hay razones para el optimismo. Sin embargo, el proceso hacia la paz y hacia la democracia en Venezuela será largo y el precio, alto.