¡Casado, deja paso a Ana Pastor!

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

JOSE PARDO

29 abr 2019 . Actualizado a las 12:22 h.

Las dos Españas. Tal cual. Solo que en un lado de la balanza hay dos partidos y en el otro, tres. Esta es la única novedad. Sánchez sigue siendo el hombre de las mil caras, del manual de resistencia y del millón de suerte. Ahora se convierte en el presidente que puede elegir lo que le dé la gana (hasta gobernar en solitario) gracias al matemático belga d’Hondt y la ruptura de la derecha en tres. Y digo derecha, porque Casado, Rivera y, por supuesto, Abascal le dejaron el gran caladero de centro que hay en España al PSOE. Pero insisto, las dos Españas siguen ahí, como el dinosaurio de Monterroso.

Si se suman papeletas nos salen más o menos, con el donoso escrutinio del 28A, 10,2 millones de votos para el bloque del PSOE y Podemos y sus afluentes, mientras que los tres partidos suman más papeletas, 10,1 millones, pero el tortazo es monumental como las Ventas, por culpa de haberse presentado por primera vez tres fuerzas por ese flanco.

Si se suman porcentajes de voto tenemos más de lo mismo. Un poco más del 40 % para la izquierda y casi lo mismo para la derecha. Un horror de país. Estamos hablando de las sumas más evidentes de fuerzas estatales.

No merece la pena perder el tiempo en que, además, vivimos en un lugar en el que, gracias a los porcentajes, las sanguijuelas de siempre se forran en sus territorios o taifas nacionalistas. PNV o Bildu en el País Vasco. ERC en Cataluña. Y ejemplo de robo con éxito veas y ponte a seguirlo. Así hacen los canarios en sus islas. Y Revilla en Cantabria. Todos serán claves para conseguir el sueño de Sánchez de gobernar sin catalanes (veremos). De sumar con Podemos, PNV y los escaños sueltos de canarios y cántabros, y alguien más, a la búsqueda desesperada del Grial del 176.

El otro camino -que es el que le gustaría al Ibex- de un pacto sólido entre socialistas y Ciudadanos, con el subidón naranja de la mano de dos debates de agresivo pit bull, que casi supera en voto al PP, será muy difícil, porque la relación personal entre Sánchez y Rivera está tan rota que da como mucho para que se vomiten juntos. Pero milagros del dinero y los bancos hemos visto muchos. Aunque cada vez huele más a que Sánchez se tira a la piscina solo. Lo hizo con 85, cómo no hacerlo con 123. Dejo para el final la evidencia. Casado, ese Hernández Mancha, está tardando en dejarle sitio a Ana Pastor, lo único sólido y serio que queda de lo que un día fue el PP.