De confluencias a incoherencias

juan José merlo TRIBUNA

OPINIÓN

10 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Nos metemos en el cuerpo de una campaña para las elecciones generales, con el miedo al abstencionismo planeando sobre las cabezas de quienes en su día nos movilizamos por el cambio real. Esa ilusión bastó entonces para que muchas personas entregasen con su voto un cheque en blanco a Pablo Iglesias, que, lamentablemente, utilizó para mejorar su estatus al tiempo que laminaba la transversalidad, colocando a dedo a sus afines, mientras demonizaba a aquellos que no le bailaban el agua, señalándolos como a reses, antes de mandarlos al matadero de unas consultas y primarias cuestionables y cuestionadas.

Un líder siempre es responsable de los errores de su partido, y, en este caso, también culpable. Es gracioso que Iglesias diga que «hemos dado vergüenza con nuestras luchas internas» cuando han sido sus luchas internas. Fue él quien señaló con inquina a compañeros antes de abrir procesos internos en los que laminarlos. Iglesias es un buen portavoz, pero un mal dirigente en un partido nacido para «asaltar los cielos» que, por sus malas decisiones y dedazos, acabó menguando.

Pero lo peor no es eso, lo que inmoviliza a esa mayoría que puede marcar la diferencia de equilibrios, es la incoherencia demostrada hasta la fecha. No se puede salir a defender una sanidad y una educación pública de calidad en Galicia, o infraestructuras necesarias para garantizar la viabilidad de nuestra industria y empleo, en las que somos deficitarios, e impulsar y votar unos Presupuestos Generales del Estado que nos recortan 757 millones de euros para dárselos a otras comunidades autónomas menos necesitadas y que, además, no han tenido la capacidad de sacrificio de los gallegos estas dos últimas legislaturas, en las que tan torpemente nos han representado.

No se puede tolerar que Yolanda Díaz, tras haber roto todos los espacios por los que pasó para medrar en su carrera política, nos sea colocada a dedo para garantizar su continuidad como diputada. Lleva ya Díaz muchos años en política para tan poco resultado.

El votar con la pinza en la nariz ha dejado de ser una opción para muchos, que tendrán que optar por otras fuerzas. En esta ocasión no habrá tantos cheques en blanco para quienes defienden unas ideas, pero no se las aplican en sus propias carnes, haciendo lo contrario a lo que deben por un puñado de votos que les garanticen un puesto con el que pagar suntuosas hipotecas, con condiciones de ensueño, que no les hubieran concedido de no estar en donde están.