Literatura y política de abril

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

02 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Releo a menudo El Aleph del maestro Borges. En su relato El inmortal, dice: «Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real». Y uno, a fuerza de aceptar la realidad, acaba decidiendo distanciarse del ruido y la furia del presente para disfrutar de la nada: Verín. Ya solo contemplo la realidad alejado porque la lejanía es condición esencial del escritor. Sin embargo, sigue arrebatándome la eventualidad política y literaria, aficiones predilectas. Una para comentarla, otra para vivirla. Ambas se parecen. Hablo de la política y la literatura actuales, o lo que se entienda por ello. Son adulteración, fingimiento, fraude. El fariseísmo es la moral de nuestro tiempo. Disculpen la generalización, porque hay políticos y literatos distintos a esto que describo, pero el peso de la realidad es tanto...

Hace una semana el exquisito editor Eduardo Riestra se refería en su columna a una novela que yo he intentado leer hasta donde ha sido posible. No voy a citarla. Es pésima. Abochorna a cualquiera con mínimo gusto literario: un trocito de luces. De lo peor que he leído en mucho tiempo. Dirán ustedes que no es la única. Cierto. La diferencia es que esta novela pésima de la que hablo ha obtenido uno de los premios principales de la literatura española: el Biblioteca Breve de Seix Barral, otrora una de las editoriales más prestigiosas de España. Lo fue, insisto. Hoy concede su premio a una novela que avergüenza incluso a los diletantes. Contra este presente caben dos actitudes: una, el combate; la otra, la distancia y el olvido. Durante años milité en la primera opción. Ahora solo practico la segunda. Quizá haya una tercera vía, la que han elegido aquellos que se han prestado a colaborar con la adulteración, fingimiento, fraude (decía yo arriba). Que en el jurado de este premio figuren personas de reconocida prevalencia intelectual resulta indecoroso. Porque ellos son los que legitiman esta circunstancia ruin para la literatura.

¿Y esto qué tiene que ver con la política? Todo. La política actual es lo mismo. A fuerza de observar la mediocridad del presente, previo a unas elecciones primordiales, desfallezco. Que Sánchez haya llegado a presidente hasta lo entiendo (también llegó Zapatero), pero que las encuestas insistan en que ganará las elecciones ya parece una burla. Que Casado sea presidente del PP, también lo asimilo: su contrincante había ganado tantos enemigos dentro del partido que el resultado fue lógico, sencillamente; pero que Casado esté realizando esta campaña disparatada, con Suárez Illana de segundo y Aznar de escudero, me vulnera. La literatura está disparando cañonazos contra ella misma, cierto. Pero la política está dinamitando nada menos que nuestro futuro: el 28 de abril nos jugamos un gobierno de Sánchez amarrado por Podemos y el independentismo, o lo otro. Yo prefiero ‘lo otro’, obviamente. Pero tengo la certeza de que ya solo me queda Verín. O sea, la nada.