Cachetes correctores

Ignacio Bermúdez de Castro
Ignacio Bermúdez de castro PASOS SIN HUELLAS

OPINIÓN

18 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La Audiencia de Pontevedra condena a una madre a dos meses de prisión por abofetear a su hijo de 10 años por no querer ducharse. Considera el tribunal que la progenitora se excedió a la hora de corregir su conducta. Quizás en un caso como el que se trata la pena impuesta sea excesiva, máxime si la propia sentencia recoge que el niño, tras ser reconocido, no necesitó tratamiento médico posterior. Y en este caso el mayor perjudicado es la desobediente criatura, pues a la madre también se la ha condenado a no acercarse a su hijo a menos de doscientos metros durante seis meses. ¿Quién cuidará ahora de él? ¿Quién le recordará durante el próximo medio año que debe ducharse, lavarse los dientes o no pasarse diez horas delante de la consola? No saquemos las cosas de contexto. Sobre quien agrede a un hijo con un mínimo de agresividad debe recaer todo el peso de la ley. Eso por descontado. Pero un inofensivo cachete a tiempo puede evitar males mayores. Y sobre todo no se condene al niño, que supuestamente fue la víctima, alejándole de quien más le quiere durante seis meses. Seguramente algún zapatillazo les cayó a mis hijos cuando tenían 10 años y no reparo en que tengan trauma alguno. Mi conciencia está tranquila. Sobre todo porque tan infame delito ya prescribió.