El «crooner» de Rahola intenta escurrir el bulto

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira SIN COBERTURA

OPINIÓN

14 mar 2019 . Actualizado a las 19:23 h.

Una de las imágenes más conocidas del mayor Trapero (Santa Coloma de Gramanet, 1965) es la que le retrata en una bucólica paella en Cadaqués con una estelada en la mano y en bermudas. Aparece en la estampa rodeado de lo más granado del separatismo: la inefable Pilar Rahola, anfitriona y creadora del relato mitológico del catalanismo, el estrafalario expresidente del Barcelona Joan Laporta, famoso entonces por sus juergas nocturnas, y Carles Puigdemont, anónimo alcalde de Gerona en aquel momento. El entonces jefe de la policía autonómica se arranca con la guitarra sobre su camisa de flores para hacerle los coros a Puigdemont en el Let it be de los Beatles, que dicen las crónicas que fue la pieza estelar de la cita después de los chupitos.

La imagen podría haber servido para planificar el asalto a las instituciones que supuso el 1-O y la escalada previa hacia la declaración unilateral de independencia de la que el mayor intentó distanciarse en su sorprendente declaración: «Avisé a Forn y Puigdemont», dijo en modo acusica para escurrir el bulto de su juicio pendiente sin tener que huir ?exiliarse, en la terminología secesionista? como las Gabriel, Rovira y demás mártires del proceso.

Trapero saltó a la fama meses después por su elogiado papel de portavoz tras el atentado yihadista de Barcelona. «Bueno, pues molt be, pues adiós», le respondió a un periodista que le recriminaba que solo respondiera en catalán las preguntas sobre el atentado. Jaleado por los independentistas, se creyó el personaje, olvidó sus raíces charnegas y sus promesas de servir a todos los catalanes. Encapsulado en la verdad única de los Raholas y Puigdemonts con los que ejercía de crooner en paellas domingueras, dio cobertura a los desvaríos secesionistas de su compañero musical y olvidó su deber de proteger a los ciudadanos. Ahora paga su pleitesía con un juicio que puede acabar con su carrera por desobedecer la ley. Su primer mandamiento. Siempre le quedará Cadaqués. Adeu.