Claves para comprender un desgraciado e infrecuente accidente

Antonio Aguilera TRIBUNA

OPINIÓN

14 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Qué es la hepatitis C?

La hepatitis C es una enfermedad infecciosa del hígado causada por un virus ARN que pertenece a la familia Flaviviridae y al género Hepacivirus, y que se conoce como virus de la hepatitis C (VHC). La historia natural y el curso clínico de la infección por el VHC son muy variables. De esta forma el VHC, cuyo periodo de incubación puede oscilar de dos semanas a seis meses, puede causar una infección, tanto aguda como crónica, cuyas manifestaciones pueden variar entre una dolencia leve, y una enfermedad grave de por vida si no es tratada. Por lo general, la infección aguda es asintomática.

Por otra parte, aproximadamente un 15-45% de las personas que se infectan eliminan el virus espontáneamente en un plazo de seis meses, sin necesidad de tratamiento alguno y el 55-85% restante desarrollarán la infección crónica. No obstante, en la actualidad el tratamiento antiviral del VHC con los antivirales de acción directa (AAD) disponibles permite la curación de casi la totalidad de los pacientes tratados, razón por la cual la eliminación de la infección causada por el VHC ha sido planteada como objetivo para el año 2030 por parte de la organización Mundial de la Salud (OMS).

¿Cómo se transmite la infección por el VHC?

El virus de la hepatitis C se transmite principalmente por vía parenteral, por la exposición percutánea o de mucosas a sangre y hemoderivados infectados con el VHC. El VHC se puede transmitir también por vía sexual, o vertical (no hay transmisión por lactancia materna), por consumo de drogas vía intranasal y por contactos percutáneos inadvertidos intrafamiliares, siendo estas formas de transmisión menos frecuentes. En conjunto las exposiciones parenteral, sexual y perinatal constituyen los factores de riesgo identificados en la mayoría de los casos de hepatitis C. Sin embargo, existe un porcentaje significativo de casos (del 30 al 40%) en el que la vía de la infección no puede ser confirmada.

Como acabamos de señalar, la transmisión de la infección por el VHC ocurre principalmente por exposición parenteral a sangre y hemoderivados contaminados y en este sentido, las agujas y las jeringuillas infectadas son los principales vehículos de propagación, especialmente entre las personas de usan drogas por vía parenteral (UDVP) donde se dan las mayores tasas de infección. La transmisión del VHC no parenteral, por contacto familiar y contacto sexual, parece ser menos eficiente que la vía parenteral. La transmisión perinatal de madres infectadas con el VHC a los recién nacidos, aunque es infrecuente, también ha sido documentada. En contraste a la eficiencia existente en la transmisión perinatal del VHB, la transmisión perinatal del VHC es rara y ocurre sólo en mujeres con elevada viremia.

La transmisión a partir de la fuente de infección ocurre tanto durante la fase aguda y crónica de la infección por el VHC. Por tanto, todos los individuos con infección activa por el VHC, ya sea esta aguda o crónica, y definida dicha infección activa por la presencia en la sangre del antígeno del CORE del VHC y/o del genoma viral (ARN-VHC), se les debe de considerar como infecciosos.

¿Cómo se diagnóstica la infección por el VHC?

El diagnóstico de la infección producida por el VHC se puede hacer directamente, por demostración de la viremia mediante la detección del antígeno viral (Ag del CORE del VHC) o del ARN genómico (ARN-VHC) en el suero o plasma del paciente o bien indirectamente mediante la detección de los correspondiente anticuerpos específicos frente al virus (Anti-VHC) en el suero. Habitualmente, el diagnóstico inicial suele hacerse indirectamente, debido a la rapidez y disponibilidad de las técnicas serológicas que detectan anticuerpos y posteriormente en todos los casos positivos para anticuerpos se confirma la presencia de infección activa mediante la demostración de la viremia. Actualmente se utiliza la estrategia diagnostica conocida como el diagnostico en un solo paso o diagnóstico réflex, donde tanto la detección indirecta de anticuerpos como la directa de la viremia se realiza en la misma muestra de manera refleja.

A propósito de un caso de pinchazo accidental:

Cuando se produce un accidente que puede entrañar riesgo de transmisión de la infección por el VHC a partir de una fuente infecciosa documentada (jeringuilla donde se ha demostrado la presencia del virus mediante la detección del Ag del CORE y del genoma viral del VHC) como es el caso que nos atañe, deben de tenerse en consideración diferentes circunstancias para ayudarnos a comprender mejor la situación y a no crear más alarmas que las que justamente sean necesarias. Vaya en primer lugar y por delante la comprensión a la situación angustiosa que debe de estar pasando la familia del niño afectado por un tipo de desgraciado accidente que en mi experiencia es bastante infrecuente y me remito a mis 28 años de ejercicio profesional en el diagnóstico de la infección por el VHC en esta ciudad y su área sanitaria.

En este caso y en casos similares suele ser determinantes de cara a la afectación del accidentado factores tales como el tipo de pinchazo (profundo o superficial), el volumen del inoculo contaminado, el grado de infecciosidad determinado por el potencial infeccioso conocido del tipo de virus, así como de la cantidad de virus presente en la muestra y que conjuntamente van a determinar la probabilidad de contagio, aunque sin embargo esta va a depender indefectiblemente del azar como así también lo fue el accidente ocurrido.

La confirmación, esperemos que no sea así, de la infección en caso de producirse vendrá determinada también por la demostración de la presencia viral en la sangre del receptor de igual manera a como se hizo en la muestra causante de este accidente. A pesar de la extraordinaria sensibilidad y especificidad de los test diagnósticos utilizados, tanto directos como indirectos, se suele dejar el máximo periodo de seguridad para considerar un resultado negativo como definitivo, como esperamos que sea el caso que nos atañe, en este caso de seis meses para evitar y reducir a cero la probabilidad de un resultado “falso negativo” producido durante el “periodo de ventana” de la infección viral, que es aquel periodo durante el cual el paciente infectado no demuestra la presencia viral ni directa ni indirectamente. Por este motivo, es mi deseo que la espera agónica de los familiares sea recompensada por el azar.

Fuentes para consultar

1-Hepatitis C. Boletín de la OMS de 18 de Julio de 2018

2-Plan estratégico para el abordaje de la hepatitis C en el Sistema Nacional de Salud Ministerio de Sanidad, servicios Sociales e Igualdad. 21 de Mayo de 2015.

3-Guía de Práctica Clínica de hepatitis C. Consellería de Sanidade. Xunta de Galicia 2014.

4-Diagnóstico de la hepatitis C en un solo paso. Documento interdisciplinar: SEIMC, SEPD, GEHEP, AEEH; AEHVE. 2018

5-Diagnóstico microbiológico de las hepatitis víricas. Procedimientos en Microbiología Clínica 2014. Recomendaciones de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. SEIMC

6-Guía AEEH/SEIMC de tratamiento de la infección por el virus de la hepatitis C.2018