Investigar, un mundo por reflexionar

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

07 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Han podido conocer recientemente análisis sobre la universidad y la investigación en lo relativo a los sexenios, evaluación que acredita los méritos investigadores. Por más que el sistema de acceso sea meritocrático o competitivo, como señalan casi la mitad de quienes responden en un estudio -la otra mitad no-, sorprende que el 57 % de los profesores titulares de universidad de 30-34 años, o el 25 % de los de 35-40 años, no tenga ningún sexenio. El sistema de evaluación de la actividad investigadora por sexenios se implantó hace 30 años, es decir, es un sistema reglado y maduro; por ello no se comprende cómo alguien puede llegar hoy a profesor titular sin acreditar al menos un sexenio. Ello sí puede explicar el papel de la investigación en la universidad española, papel que resolverá el nuevo ‘sexenio de transferencia’.

En la investigación existen dos mundos comunes a gran parte de España, el mundo del CSIC y las Universidades, y otros mundos singulares bien asociados a Cataluña y País Vasco, con centros públicos y derecho privado, o al Estado con sus organismos públicos de investigación (OPIS) y algunos centros singulares administrativamente como el CNIO de Oncología, Astrofísica de Canarias, o el Centro de Investigaciones Cardiovasculares. Quedan además centros de comunidades autónomas subsumidos normalmente en estructuras de gestión centralizadas.

La ley de la Ciencia del 2011 pretendió ordenar un panorama confuso. Algunos de los problemas en la gestión de la investigación fueron resueltos en el último pleno del Congreso. Se mantienen sin embargo cuestiones sin resolver, entre ellas las que afectan al Cuerpo de Investigadores de OPIS que, con sus tres escalas (Profesor, Investigador y Científico Titular), presentan un trato desigual en función del organismo en el que desempeñen su función. Así, los investigadores del CSIC tienen acceso a los competitivos sexenios retribuidos y a los menos competitivos quinquenios, igual que las universidades. Mientras que los del mismo cuerpo y escala en el IEO, el CIEMAT o el Instituto de Salud Carlos III no pueden ser retribuidos por sexenios o quinquenios. En este desbarajuste, a falta de desarrollo del artículo 25 de la Ley de la Ciencia, encontramos también las ofertas públicas de empleo de cada OPI, donde plazas con similar perfil tienen tribunales diferentes e incluso, analizando los méritos investigadores en las bases de datos internacionales de quienes han logrado plaza, es posible observar diferencias sustantivas en méritos para una misma escala según esta haya sido obtenida en uno u otro organismo. Añádase que la falta de desarrollo normativo no facilita el intercambio de investigadores del mismo cuerpo entre OPIS y veremos todo lo que en estos largos siete años de Ley de la Ciencia queda por resolver en la organización de la investigación. Las universidades y su gobernanza quizás otro día.