¿Defender a Galicia o a un dictador?

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

28 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy los intelectuales gallegos pertenecen mayoritariamente al espectro que grosso modo podíamos denominar nacionalista y de izquierdas. No siempre fue así. Pero no es mi intención especular sobre una diacronía de lo que ha sido la historia del pensamiento en Galicia. A poco que indaguemos en las categorías idiosincráticas de la Xeración Nós o de las Irmandades da fala o del Seminario de Estudos Galegos encontraremos más aproximaciones con la moderación del pensamiento galleguista que con la glosolalia de la intelectualidad gallega contemporánea. Un extremismo ideológico parece reinar en los creadores gallegos. O eso es lo que el sistema cultural denota. Yo me inclino más por este segundo supuesto: lo que se evidencia es un indisimulable universo ideológico. Algún día me detendré en ello. Hoy solo escribo de la relación tóxica de algunos intelectuales y lo que está sucediendo en Venezuela. Sus argumentos son vetustos y trasnochados, incluso falsos, y nos vuelven a repicar la sonatina del imperialismo yanqui y otras zarandajas similares. Me aburren. Lo que ha sucedido en Venezuela es la consecuencia del populismo que ellos, mis colegas de las letras o las artes, han silenciado y en algunos casos encumbrado. La consecuencia de la miseria con la que el delirio comunista y demagogo ha arrastrado al pueblo venezolano.

 Es asunto común la figura del «intelectual comprometido». Sin embargo, a poco que rasguemos, esa estampa se deshilacha en mil harapos. Predican una conducta y practican la contraria. Increpan, insultan, laminan a cualquiera que postule tesis liberales o conservadoras, y defienden arquetipos funestos. De la independencia de Cataluña a la República castrista de Cuba, desde los terroristas palestinos al «movimiento de liberación vasco» (el sintagma es de Aznar), desde el «exterminio de los burgueses» (frase deletérea de Sartre) a la dictadura del proletariado. Su palabra fetiche es «revolución», pero su vida dista de ser revolucionaria. En realidad disfrutan de las dádivas del sistema burgués que pretenden combatir. Esta vez tienen difícil elaborar un argumentario convincente. Porque muchos gallegos lo han perdido todo en Venezuela y otros muchos han sido humillados, y despojados de libertad. Lo tienen difícil porque Venezuela es también parte de nosotros mismos, como Argentina o Cuba, y la llevamos grabada en lajas de la roca de nuestra estirpe. Lo tienen difícil porque la verdad, que ellos creen poseer de modo absoluto, es solo una: en Venezuela se mueren de hambre y miseria. No apoyar la caída del régimen homicida de Venezuela, ignorando la suerte de miles de gallegos, es inmoral. No se puede defender a Maduro y defender a Galicia.