Móviles: democratización tecnológica

Héctor Parra RESPONSABLE DE MÁRKETING DE MOBIL R

OPINIÓN

24 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Sin duda, la de los smartphones es una de las grandes revoluciones de la era tecnológica en que vivimos. Los llamados teléfonos inteligentes continúan su camino inexorable para convertirse en sustitutos de casi todo: la cámara que usamos es la del móvil, escribimos correos en el teléfono y podemos, entre otras muchas cosas, editar textos, pagar lo que compramos, ver la tele o imprimir una tarjeta de embarque desde nuestro terminal.

En un mundo globalizado, la irrupción de los smartphones se ha traducido en una auténtica batalla de los fabricantes por convertirse en el referente calidad-precio: ‘Te doy lo mejor al precio más competitivo posible’; o bien -a otro nivel- por elevar su terminal de alta gama a la categoría del ‘más deseado’, y arrebatarle esa posición a Apple, por supuesto. Ese objetivo se mantiene temporada tras temporada, al menos por ahora.

Para el consumidor, el debate está en decidir cuál es el móvil que mejor se adapta a lo que necesita. El mercado de los smartphones le brinda tantas opciones que a veces no es fácil la criba. La clave está, sencillamente, en informarse bien y elegir. A día de hoy tenemos la suerte de disponer de comparativas de todo tipo, análisis e infinidad de datos sobre cada modelo de teléfono móvil. Se trata de dedicarle un poco de tiempo a valorar esa información, sin olvidar la opinión de personas cercanas que puedan aportar algún elemento más antes de tomar la decisión de la compra. El sector se ha democratizado, y eso debe ser siempre motivo de satisfacción para los consumidores, aunque suponga que proliferen gran variedad de modelos similares, pues las marcas casi siempre se copian las ideas nuevas (doble cámara, pantallas infinitas, huella digital…).

En realidad, como comentaba, el problema verdadero es del fabricante, que está obligado a diferenciar su terminal, incorporarle valor añadido, ya sea con alguna característica exclusiva -que le copiarán en poco tiempo- o con promociones, regalos u ofertas especiales. Y todo eso siempre es bueno para el cliente.

Comprar un teléfono inteligente con responsabilidad implica analizar detenidamente qué necesitamos y comparar las prestaciones y el precio de los terminales a nuestro alcance para decidir cuál de ellos nos conviene más. Adquirir un móvil no es como comprar un cartón de leche. Un pequeño esfuerzo informándonos, indudablemente, nos puede ayudar, y mucho, a acertar en la elección.