Si un aeropuerto va bien, es que el territorio que lo rodea funciona. Y los tres aeropuertos gallegos acaban de cerrar en conjunto el mejor año de su historia, superando los cinco millones de pasajeros por primera vez, y lo que es mejor, emitiendo señales de que tienen hueco para seguir creciendo a poco que la oferta se haga más atractiva para ese 80 % de la población que no tiene al avión como referente para moverse. Que las opciones aéreas ofertadas en Galicia aún no son suficientes lo demuestran los 1,2 millones de gallegos que utilizan al año el aeropuerto de Oporto, que cuenta hasta con línea de autobús desde Ferrol. En cambio, no están conectadas a las tres terminales gallegas ni las ciudades donde residen sus potenciales viajeros. Hacerlo es urgente, para sacar el máximo rendimiento a la red aérea gallega, dar un servicio eficaz y blindar en lo posible al avión antes de que llegue el AVE y con él, se azucen los nervios aéreos.