Ni con fe se levanta al muerto de este país

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

13 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Fe son solo dos letras, pero mueven el mundo para un creyente. Pero ni con fe se levanta al muerto de este país. Ojalá hubiese solo dos Españas y un partido del fútbol por el medio. Pero el lío es de cuidados paliativos. Hay tantas Españas como seleccionadores nacionales. Un festival con muy poco humor.

Hay un libro que lo está petando con el boca oreja. Se titula Los asquerosos y lo firma Santiago Lorenzo. Este autor nos había hecho reír entre lágrimas de dolor con Los millonarios y cuenta la España de hoy mejor que nadie. En Los asquerosos, el supuesto protagonista que se muere por ser un secundario se larga a refugiarse al rural para no ensuciar más su tiempo. ¿Cómo los gallegos no nos damos cuenta de que seríamos mucho más felices en el lienzo verde de las aldeas de nuestros padres que en las colas de los centros comerciales? Tenemos el paraíso en esta esquina y no nos enteramos. Santiago Lorenzo juega en otra Liga. Su escritura es única. Es como si hubiesen resucitado Rafael Azcona y Jardiel Poncela y se pusiesen a teclear a cuatro manos.

El libro es el Breviario de Podredumbre de Cioran en versión novela. Y es que este país está en la UCI entre unos y otros, entre todos. Ya leemos agresiones, insultos, golpes y nos parece normal. Lo paranormal en esta tierra es la sensatez. Por un extremo, Vox es el último en llegar y ha sido adoptado como el hijo tonto de la familia, con toda la falsa naturalidad del mundo. Por el otro, dos diputados de Bildu han sido partícipes del reseteo para hacer presidente a Sánchez. Ves otra vez El Planeta de los simios, la auténtica, la primera, y en seguida te empieza a parecer que Charlton Heston y los humanos somos los votantes y los simios que están al mando, pues los simios que están al mando. Demasiadas etiquetas. Así es que Manuel, el secundario sin un euro de Santiago Lorenzo, se esconde donde nadie lo va a buscar. Irse a vivir aislado en una aldea en medio de la nada empieza a parecer un planazo con el ruido de sables que hay ahí fuera.