Principio de incertidumbre y Marea

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

17 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia recordará de las mareas su explosión y su solemne fracaso. Sus deseos, regenerar la vida pública y esas cosas, y su realidad: no se soportan

Heisenberg, antes de darle apodo a Walter White, fue un físico y filósofo reputado. Hasta que se obsesionó con el desarrollo de la energía y la bomba nuclear. Y se acabó el cuento. Como personajes me interesan ambos: el protagonista de Breaking Bad y el científico. Breaking Bad es la mejor serie que he visto, a mucha distancia de Juego de Tronos, que abandoné el día que Pablo Iglesias quiso hacer con ella una metáfora de la revolución popular. Qué muchacho este Pablo, incorregible pero interesante. Todo lo que en él vislumbro es mentira. Verosímil, pero mentira. Y a los escritores nos fascinan estos fenotipos humanos, por llamarlo de modo práctico, esos que construyen su propio mundo de ficción al margen de lo evidente: todo oquedad y demagogia. En Pablo lo evidente es que tiene el ego más crecido que el río Búbal a su pazo por Villaza, que cuando llueve todo lo inunda. Es una indefinición precisa, disculpen el oxímoron, entre el protagonista de una telenovela sudamericana y Juan Pardo (¡Xuntos!): barbilla cuidada y coleta lavada con Perlán, suavísima. Pablo es el jefe de una facción de las mareas. Y amenaza desde su ecosistema madrileño con escindir el «espazo», como dice Martiño Noriega, alcalde ético y laico. Martiño está preocupado porque el lío de las mareas le puede costar la alcaldía. Y un buen puesto para «construír o país» -la alcaldía compostelana- no puede jugarse con estas jerigonzas de pasión adolescente: los que espían el censo, los que hay que expulsar, la transparencia en harapos como jergón en las prosas de Quijano, pececillos de oro sin una novela donde figurar. Porque la historia recordará de las mareas su explosión y su solemne fracaso. Sus deseos, regenerar la vida pública y esas cosas, y su realidad: no se soportan, se navajean (dialécticamente) como zorongos y tarantos, y su gestión municipal ha sido ineficiente: nepótica, despótica e insustancial. ¿Quién podrá votarlos después del espectáculo que estos días han brindado al respetable público y que tan bien ha contado La Voz de Galicia? Es humillante para tanta gente decente, y esperanzada, que los convirtió en la segunda fuerza política de Galicia y les otorgó tres alcaldías sobresalientes. Ni Heisenberg los absolverá. 

Vuelvo a él. Al físico alemán y no al protagonista de Breaking Bad, título que podemos traducir como algo que es bueno y se convierte en malo: la marea cuando crece y todo lo arrasa (le dejo esta débil metáfora a Pablo Iglesias, por si no le basta con Juego de Tronos). Heisenberg formuló el «principio de indeterminación o incertidumbre», que -solicitando el perdón de mis amigos científicos- resumo: es imposible medir con precisión absoluta la posición y la velocidad a un tiempo. O una cosa o la otra. Las mareas no pueden sobrevivir. Han querido ir muy aprisa (velocidad) y se les ha visto el plumero (posición). El cuento, como a Heisenberg, se les acabó.