El antídoto contra la subida del precio de los carburantes

Manuel Jiménez Perona EL DEBATE

OPINIÓN

16 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las estaciones tradicionales, de forma reiterada y machacona, invocan argumentos contra las estaciones automáticas, pero con una característica común: sin ninguna motivación y sin ningún estudio que los sustenten. Lo que es una realidad incuestionable es que las gasolineras automáticas creamos empleos directos e indirectos haciendo posible que las instalaciones estén en perfectas condiciones para los clientes y funcionen de forma eficiente. Por el contrario, las estaciones tradicionales no han realizado despidos más que los que hicieron al transformarse de atendidas a autoservicio, obteniendo en ese momento mayores márgenes que no trasladaron al consumidor. 

Además, con el ahorro que generamos, que según el informe de la OCU de abril del 2018 puede alcanzar los 330 euros al año, conseguimos que las familias dispongan de mayor renta y, por tanto, incrementamos la demanda y el ahorro. Lo que sí es cierto es que este ahorro es en perjuicio del oligopolio, que hasta la fecha ha venido disfrutando de unos márgenes superiores a los de la media de la Unión Europea, y así lo ha reconocido en varios de sus informes la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. Ofrecemos un producto que proviene de operadores autorizados por el Ministerio de Industria y controlado por este, pero eso sí, lo vendemos a mejor precio, gracias a que estamos dispuestos a trabajar con menores márgenes que las estaciones tradicionales. Nuestros socios tienen un compromiso reflejado en nuestro decálogo, donde la seguridad, la calidad y el servicio son el trípode en el que basan su negocio. Decía don Quijote a Sancho: «Ladran Sancho, luego cabalgamos». Las estaciones tradicionales basan su estrategia en denostar nuestro modelo de negocio, y no en defender el suyo. Sin duda que don Quijote tenía razón cuando trasladaba su sentir a Sancho. Nos critican porque no tienen argumentos para defender su propio negocio.

Este modelo de negocio nació en mitad de la crisis para ofrecer un ahorro a todos los gallegos. Ofreciéndoles la oportunidad de ahorrar en una partida del presupuesto familiar que, hasta entonces, había sido impensable. Así comenzaron a aparecer este tipo de estaciones, que fueron aumentando su presencia en la red gracias a su rápida aceptación y a pesar de las normativas restrictivas de la libre competencia que han ido desapareciendo. Así, la competencia gracias a nuestras estaciones comenzó a instalarse poco a poco en el sector. Una competencia real, algo que no se había conocido antes y que, por cierto, incomoda a algunos. Las gasolineras tradicionales ahora tienen que hacer frente a un competidor que rompe con el modelo «de toda la vida», ofreciendo uno nuevo: repostaje fácil, rápido y económico. Y con el paso de los años vamos creciendo gracias a la confianza de miles de familias. Una confianza que se materializa en un ahorro anual que supera los 300 euros. Además, la instalación de una de estas gasolineras provoca que el resto de estaciones de servicio bajen su precio para poder competir, lo que beneficia a todo el entorno. De media, el precio por litro baja de 10 a 15 céntimos. Aunque sea reiterativo decirlo, las estaciones automáticas son el antídoto para la subida de los precios de los carburantes porque introducen una competencia real en un mercado claramente oligopolístico.