Palos flamencos

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer I balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

09 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Poco más se puede decir, opinar o especular acerca de la sacudida que el resultado de las elecciones andaluzas ha provocado en el foro nacional.

La música de las elecciones ha sido una sucesión de palos flamencos; eso es el cante, un sentimiento que va de la alegría y la juerga hasta el llanto y la solea, una música que reconforta los sentidos tanto como los hiere.

El desconcierto ha sido de tal calibre que ninguno de los actores de la izquierda ha sido capaz de hacer una lectura autocrítica de su pena y los de derecha dar un tono de humildad a su alegría.

Más allá de lo explícito de los resultados, late un hondo temor cuajado de imprudencias y necedades políticas que reverberan en el alma de la nación como un diapasón, un dèja vue que tendría que hacer reflexionar a muchos.

Lo malo es que la nueva generación que sostiene las riendas de nuestro destino son mayoritariamente gente nacida en democracia, llenos de másteres de juja, carreras políticas endogámicas y sobre todo -lo más importante- una ignorancia histórica estremecedora.

Al hilo de esta carencia de huellas mnémicas, Arturo Pérez Reverte aconsejaba hace unos días leer el prólogo de la obra de Manuel Chaves Nogales (Sevilla, Agosto de 1897- Londres, mayo de 1944) A sangre y fuego: héroes, bestias y mártires de España. Todo un acierto y un buen consejo para quien no haya leído al magnífico periodista andaluz, tan buen demócrata y escritor como cronista de aquellos tiempos lamentables de nuestra historia reciente.

Con la venia del académico, me permito abundar otras dos lecturas esclarecedoras de la estupidez humana que pueden rescatar a más de un@.

Una también de Chaves Nogales: El maestro Juan Martínez que estaba allí, donde relata las aventuras de un bailador de flamenco atrapado en la Rusia de la revolución bolchevique, valga como diario de cómo se cuecen las mayores atrocidades de las que somos capaces los humanos cuando nos dejamos guiar por niños de papá metidos a revolucionarios.

Otra, El mundo de ayer: memorias de un europeo, de Stefan Zweig ( Viena, Imperio Austro húngaro, 1881- Petrópolis, Brasil, 1942) contemporáneo de Chaves Nogales. En ella entenderán a través de una prosa exquisita la cadena de estupideces políticas, vividas en primera persona, que empujaron a la confortable Europa de ante guerras hacía los mayores espantos que ha conocido el siglo XX.

Solo son tres narraciones escritas por dos libre pensadores que fueron testigos perplejos de cómo el insignificante revoloteo de las alas de una mariposa puede desencadenar un terremoto de intensidad nueve en la escala de Richter.

Abstenerse fundamentalistas de todo cuño para los cuales podrían resultar sumamente tóxicas.