Búsquedas reveladoras

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

08 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando se acude a la web de la Academia y se hace una búsqueda en el Diccionario de la lengua española, en ocasiones aparece la leyenda «La palabra X no está registrada en el Diccionario». Los recursos que la RAE pone a disposición de los usuarios permiten conocer cuáles son las voces más buscadas que no están en el DLE. La mayoría son formas incorrectas de palabras usuales. Encabeza la reveladora lista de las del último año resilencia, deformación de resiliencia, que es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador. Le sigue guión. Hasta épocas relativamente recientes era esta la única forma correcta de ese sustantivo. En la edición del Diccionario del 2001 se recogía guión y guion, pero la Ortografía estableció en el 2010 que a efectos ortográficos es un monosílabo y que, como tal, no debe tildarse. En aquel momento fue una las novedades más contestadas, y aún hoy hay quien escribe guión con plena conciencia de que contraviene la norma académica.

La tercera es otra cacografía, caracter. Así se escribía en el siglo XVIII, pero las cosas han cambiado desde entonces. Quienes la despojan de la tilde pueden ser víctimas de un error material al teclear o estar confundidos por el plural caracteres, en el que se desplaza el acento del singular.

Viene a continuación una de esas palabras difíciles de pronunciar espontáneamente. Se trata de procrastinar (‘diferir, aplazar’), que la pérdida de una r ha convertido aquí en procastinar. En esta peculiar nómina hay varios casos más de exceso o falta de letras, como conciente por consciente, preveer por prever y hechar por echar, estas últimas errores muy frecuentes.

Agusto podría ser una deformación de agosto, aunque lo más probable es que quienes lo escribieron querían emplear la locución adverbial a gusto (‘según conviene, agrada o es necesario’). Es como escribir Haber si os calláis por A ver si os calláis, pero menos escandaloso.

Cierran la lista otro caso de acentuación (futil por fútil) y tres de cambio de letras: cojer por coger, llendo por yendo y absorver por absorber (¿a quién se le ocurrió poner la b junto a la v en los teclados?).

La conclusión de esto podría ser que hay mucha gente ignorante, que escribe muy mal. Preferimos llegar a otra más optimista: son muchos los que ante la duda, o conscientes de sus carencias, buscan lo correcto, en este caso consultando el Diccionario.