Aprendizaje E, M y B

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

15 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En España hay 228.500 alumnos matriculados en estudios de educación superior, grado y posgrado sin acudir a la universidad, según datos del Ministerio de Educación. Pero dentro de la formación por Internet confluyen distintas modalidades. IMF Business School ha difundido un documento para explicar sus diferencias. Por un lado está el E-Learning (en español, aprendizaje electrónico), que se conoce también como teleformación o aprendizaje virtual. Es la evolución de la formación a distancia tradicional a través de la correspondencia, pero sumada al uso de la tecnología. El alumno es el que marque su propio ritmo, y se consigue la «deslocalización del conocimiento» combinando materiales auditivos, visuales y audiovisuales sin salir de la plataforma.

El M-Learning (aprendizaje móvil) implica el empleo de dispositivos móviles y se considera el siguiente paso en el desarrollo de la formación en línea, ya que potencia la idea de aprender desde cualquier sitio y soporte (tabletas, smartphones...). El 92 % del acceso a Internet ya se realiza a través de los teléfonos móviles, según la encuesta anual Navegantes que elabora el Estudio General de Medios (EGM). El Mobile Learning es más variado y depende aún menos de la ubicación que el E-Learning, consiguiendo una interacción más inmediata a través de dispositivos más pequeños, a menudo inalámbricos. Sin embargo, esta modalidad deja fuera algunos contenidos, como aquellos que se apoyan en programas basados en Flash.

Por último, el B-Learning (blended learning o aprendizaje mezclado o mixto), también conocido como formación semipresencial, es la fusión de la formación presencial con el uso de las TIC aplicadas a la educación. Con esta modalidad los alumnos no solo cuentan con los beneficios de una plataforma online, sino que tienen también las ventajas de la asistencia a clase para resolver dudas y realizar ejercicios con los que poner en práctica los conocimientos adquiridos en los materiales de estudio. Además, aumenta el sentimiento de comunidad entre los propios participantes. Quien no estudia es porque no quiere.