También llamada Paco Vázquez Connection, o con las siglas PV de una hipotética y más que improbable campaña para las elecciones municipales que desde Ciudadanos impulsaría una plataforma electoral para apoyar al antiguo alcalde y sentarlo en el sillón de María Pita. Y andan revueltos los socialistas herculinos, que a estas alturas no tienen a un candidato adecuado, de peso, vaya, y temen, no se por qué, una deslealtad ideológica de un socialdemócrata cabal, independiente y libre. El mitin, o como se llame, celebrado en Palexco el pasado martes, un mano a mano entre el joven líder de Ciudadanos Albert Rivera, y el embajador de España Paco Vázquez, fue un éxito, temporal aparte, de público. Algo más de mil personas llenaron el auditorio. Ciento cincuenta iban a ver a Rivera y ochocientos cincuenta a escuchar a Vázquez, que se dejó querer, aceptó palmadas en la espalda, sonrió como solo John Wayne o Clint Eastwood lo saben hacer, y siguiendo a los clásicos españoles «fuese y no hubo nada». O sí, y no estaría de más otro mandato del alcalde Vázquez cuando baje la marea y reubique a la ciudad cosmopolita, moderna y dinámica en el lugar que le corresponde. Lo malo es que una plataforma con el apoyo liberal de un puñado de militantes de la formación Ciudadanos que caben en un microbús de afiliados al partido naranja, no son suficientes para el macarthuriano «volveré». Yo no sé si en algún momento pasó por la cabeza del exembajador algo más que enredar, marear perdices, asustar a incautos y animar un cotarro que está cada vez más átono en las candidaturas previstas. Yo sé que las tentaciones son frecuentes y que el alicaído partido de los socialistas de Galicia entra en pánico cuando oyen el nombre de Vázquez. Y en su fantasía contemplan dos fortificaciones atlánticas, dos ciudades-estado gobernadas por viejos socialistas, dos viejos zorros con los colmillos lo suficientemente retorcidos. En Vigo Abel Caballero y en A Coruña Francisco Vázquez. La política-ficción tiene estas cosas y las colaboraciones que se pretenden serias se convierten en chascarrillos. El modelo Valls en Barcelona es la plataforma que quieren trasladar a la vieja Galicia, aunque la mejor de todas estaría formada por el Partido Socialista y multitud de independientes que apoyaríamos a Vázquez. La realidad es que las cosas no van a discurrir de esta forma y Paco Vázquez, que se cuidó mucho de hablar de más, y mostró sus mejores maneras dialécticas, defendió lo que siempre ha mantenido en su discurso, la Constitución, Galicia y España. Cousas veredes. Paco aún sigue riéndose.