Un agente del servicio secreto, que encuentra el amor y el peligro, cuando protege a la ministra de Interior del Gobierno británico. El guion tiene cierta similitud con El guardaespaldas de Mick Jackson, pero sin desmerecer a Kevin Costner con este Bodyguard hay flechazo desde el minuto uno. Más de 17 millones de personas, el 40 % del share, se pusieron delante de la tele en Reino Unido para no perderse el último capítulo de la primera temporada. Bastan pocos minutos para querer saber más de la vida del agente Budd, un escolta del servicio especial con un trastorno postraumático, que a pesar de contar con un trabajo absorbente no descuida el cuidado de sus hijos que viven con su ex mujer. Tanto pone a salvo a la ministra de las balas de un francotirador como acompaña a los niños al colegio por las mañanas. Aunque despista al principio, pasada la primera escena, la trama coge ritmo, mucho. Las sorpresas son continuas para el espectador que no tiene más remedio que rendirse a este thriller político que se vuelve adictivo. Una trama actual, que lleva a las mujeres a lo más alto, salpicada por el terrorismo y la corrupción junto con una magnífica interpretación de Richard Madden, que ya suena para sustituir a Daniel Craig como agente 007, son más que suficiente para hacer de Bodyguard la serie del momento.