España negra

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

FUCO REI

06 nov 2018 . Actualizado a las 07:52 h.

Una de las dos Españas ha de helarte el corazón. Así está el diagnóstico en este país. Que poca gente queda ya en el territorio tan poco común del sentido común. Ese lugar desde el que construimos la mejor etapa de crecimiento y estabilidad de España. Sí, el centro. Hay políticos que se lo quieren apropiar pero que tienen tan poco de centristas como los que huyen de ese espacio, como los que creen que el centro solo es una manera de ser tibio, de no tener opinión, de no querer comprometerse ni con el asalto a los cielos ni con ese Pablo Casado que parece el líder de Vox. Unos y otros están cómodos en esos extremos. Política de trincheras. No hay espacio para la diplomacia, para entenderse. Ni se escuchan. Se llevan los bandos. Nos dirigen hooligans, ultras con orejeras. Por supuesto, uno y otro están convencidos de que la España que nos va a helar el corazón es la del contrario. Pero deberían recordar que, con los extremos de una soga, nunca se juega. Los extremos de una cuerda pueden ahorcar. O solo sirven para hacer nudos que complican las soluciones.

Cataluña es la punta del iceberg. España es un tren de borrascas. Pasa una que arrasa con todo y viene otra detrás en esta estación enferma del otoño. Ciudadanos hace mal en buscar la crispación, aunque le dé votos. Pero ¿qué vendrá después de las pedradas de Alsasua? Otro que viene a sumar: la gracieta de inteligencia cero de Dani Mateo sonándose a la bandera. ¿Queda alguién ahí que piense? ¿Que utilice la cabeza? ¿Esto es lo que queremos dejar a nuestros hijos? Una tierra baldía. Un yermo.

¿Queremos que nuestros hijos se sumen cuando crezcan al país de odiadores que estamos construyendo viajando hacia el pasado en AVE, pero hacia el pasado? Estamos construyendo, mejor dicho, dinamitando una España entre negra y tenebrosa.

Así se cumplirá lo que decía otro clásico: «De todas las historias de la Historia la más triste sin duda es la de España, porque termina mal». Demasiada testosterona y poca neurona.