El circo político

Carlos G. Reigosa
carlos g. reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

Ricardo Rubio

05 nov 2018 . Actualizado a las 07:54 h.

Es como si la política se nos hubiese ido llenando de acróbatas, funámbulos, equilibristas o volatineros. Y el resultado es preocupante porque, a este paso, ni siquiera sabemos lo que pretenden hacer, ni lo que pueden acordar o desacordar entre ellos, ni adonde nos quieren llevar. Solamente intuimos que quieren el poder y que no son muy exigentes en la sutileza de los medios para conseguirlo. Dicho en italiano, manca finezza. Es decir, falta delicadeza y respeto hacia los desconcertados ciudadanos que soportamos, pasmados y aturdidos, sus juegos y sus aparentes o reales trapicheos.

Y es que muchos ciudadanos ya han empezado a cansarse del espectáculo circense que nos ofrecen, muchas veces lamentable, con sus juegos equívocos y sus asperezas dialécticas. ¿Cómo llamarle, si no, a alguna declaración ministerial, o a una sesión de Rufián, que supervalora su propio talento dialéctico y lo convierte en parte de un espectáculo de chocarrería? No tengo nada contra él, e incluso antes me divertía, pero ha agotado su repertorio de sutilezas e ironías, ahora muy cortas y depauperadas.

Es verdad que el parlamento ya no es cosa de dos: PP y PSOE. Es verdad que ahora son cuatro, al sumarse Ciudadanos y Podemos. Es verdad que al frente del Gobierno está un PSOE muy débil -con solo 84 diputados- que necesita recabar apoyos a diestra y siniestra más vascos y catalanes. Esta es una complicación cierta. Pero no justifica el espectáculo de confusiones, contradicciones y misterios que se ha ido apoderando de todo y que nos tiene desconcertados y sumidos en un embrollo general.

Para colmo, las claves y los asuntos parecen reciclarse cada día. Un día toca lo del traslado de los restos de Franco; otro, alguna variante sutil sobre el interminable proceso catalán; un tercero, no se sabe qué «reformas mil» en los ámbitos económicos, sociales, de convivencia o de libertades. Y así seguimos, expectantes y sumidos en una incertidumbre que, creo, es la misma que habita en las alturas. Por ello, cabría pedir más sosiego, más entendimiento y menos circo. Pero ¿quién quiere asumir ahora esta petición? No se ve a nadie en condiciones de ofrecernos un horizonte de grandezas. ¡Lástima!

Solamente intuimos que quieren el poder y que no son muy exigentes en la sutileza de los medios para conseguirlo. Dicho en italiano «manca finezza»