Ataque a una sinagoga y bombas a demócratas

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

29 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El debate está abierto. Cuando ya enfilamos la cuenta atrás para las elecciones de ‘medio curso o media legislatura’ en Estados Unidos, que tendrán lugar el 6 de noviembre, son cada vez más los analistas y las voces críticas que denuncian el sesgo cada vez más de extrema derecha y pro religioso que está insuflando Donald Trump en la campaña electoral y sus consecuencias perniciosas para la convivencia pacífica. El apoyo que los evangelistas y otros grupos ultracristianos están dando al presidente republicano no tendría mayor relevancia en un país en el que el ejercicio de la política se sustenta en los lobbies y las donaciones a los partidos políticos y a las campañas son públicas, si no tuviera como consecuencia el repunte de las ideologías más radicales y, lo que es peor, sus actuaciones violentas.

Ideologías de extrema derecha que han tenido dos exponentes máximos en los últimos días. Por una parte, el envío de artefactos explosivos a los anteriores presidentes norteamericanos Clinton y Obama, así como a George Soros y a la cadena CNN, presuntamente por César Sayoc. Un conocido delincuente reincidente quien, al parecer, de sus declaraciones a favor de Trump y su discurso de extrema derecha, anti negros, judíos y gays ha dado el salto al envío de bombas caseras a demócratas conocidos. Por otra parte, en la localidad de Pittsburgh ha tenido lugar el que es calificado el mayor ataque antisemita -un término que considero impreciso por aludir a todas las culturas semitas, entre las que se encuentran no sólo los judíos, sino también los árabes y que, en este caso, debería sustituirse por antijudío- en suelo estadounidense. Un tiroteo llevado a cabo por Robert Bowers, otro supremacista, que ha ocasionado la muerte a once personas y heridas a más de media docena.

Y Trump sigue diciendo que todo es culpa de los medios de comunicación y no de su discurso xenófobo.