El jamón de York

Manuel Luis Casalderrey RINCÓN ABIERTO

OPINIÓN

22 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

York ha estado de máxima actualidad estos días. En primer lugar por la boda de la princesa Eugenia de York en Windsor. Aunque no ofició la ceremonia, el arzobispo de York se hizo notar. Además, debido a la palabra homófoba de tanto revuelo (mariconez), incluida en la composición Quédate en Madrid, se han puesto de moda las canciones de Mecano. En la titulada No hay marcha en Nueva York, como nos recuerda Beatriz Pallas (La Voz, 17-10), hay una rima llena de York: «No hay marcha en Nueva York y los jamones son de York». Resulta que hay jamones de York, que son los procedentes de esa localidad, que cobraron cierta fama por el procedimiento empleado por un carnicero de allí para curarlos. En la legislación española sobre alimentación no aparece el jamón de York. Solo hay jamón cocido. El jamón cocido es la pierna trasera del cerdo cocida. Si leemos la lista de ingredientes de los jamones cocidos, todos llevan: jamón, agua, sal y azúcar. Algunos añaden especias y aromas. Tienen entre cuatro y ocho aditivos, pertenecientes a las categorías: estabilizantes, antioxidantes, conservadores y potenciadores del sabor. Demasiados aditivos. Los potenciadores del sabor serían innecesarios si el jamón tuviese la adecuada calidad. Cuando se adquiere en lonchas, hay que pedir la etiqueta alimentaria para saber lo que compra.