Deben tener un carácter subsidiario

Manuel Martín

OPINIÓN

22 oct 2018 . Actualizado a las 07:52 h.

Los conciertos con el sector privado tienen como finalidad atender a pacientes en lista de espera o realizar actividades que por circunstancias especiales no puede hacer el sistema público. Las condiciones para fijar estos conciertos implican la utilización plena de los recursos públicos y que tengan un carácter subsidiario y complementario de ellos. En estas condiciones no suponen privatización, aunque en muchos casos los pacientes rechazan ser atendidos en los centros concertados al desconfiar de los recursos o de la calidad de la atención. Por otro lado, el Sergas ha modificado recientemente la legislación sanitaria para concertar paquetes que cubren toda la atención hospitalaria por cuatro años, algo que solo pueden prestar las multinacionales que están adquiriendo los hospitales tradicionales, lo que supone una privatización parcial del sistema.

En los conciertos singulares se cede la atención hospitalaria de un área a un centro privado, como Povisa, que sustituye al sistema público, perdiendo así su carácter complementario. Aunque suelen estar justificados por problemas de dotación de recursos públicos, en el caso de Vigo no fue así. Tras la adquisición de la misma por el Grupo Nosa Terra las renovaciones del concierto se acompañaron de presiones y amenazas de cierre, destinadas a generar alarma en trabajadores y usurarios para que presionaran a la Administración. Esto condiciona desde hace años el desarrollo hospitalario de Vigo, primero con el Meixoeiro y después con el Álvaro Cunqueiro, que sufrió un recorte de 400 camas, las mismas que Povisa. La imposibilidad de crear estas camas a corto plazo y la alarma de los 1.400 trabajadores otorgan a la empresa enorme capacidad de presión para negociar. La salvaguarda de los intereses sanitarios debería obligar a la Xunta a rescatar el centro, como las autopistas o la banca.