Más hablar de pantanos y menos de Sonia Bruno

Francisco Umbral ESCRITOR, PERIODISTA Y ARTICULISTA. MADRID (1932-2007)

OPINIÓN

21 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La geografía española se manipula en Madrid. El año pasado fueron terminadas catorce presas, con una capacidad total de más de cinco millones de metros cúbicos de agua. En estos momentos, las centrales hidroeléctricas de España han alcanzado una potencia instalada de más de nueve millones de kilovatios, con una producción de energía hidroeléctrica, este último año, de casi treinta y un mil millones de kilovatios.

En Madrid se empieza ahora a echar las cuentas y parece que se ha trabajado bastante. La presa de Alcántara forma el lago artificial de mayor capacidad de la Europa Occidental. Está situada en el río Tajo, aguas arriba de un puente romano del siglo primero; es un embalse cuya longitud alcanza noventa y un kilómetros, y la superficie, diez mil cuatrocientas hectáreas. Está destinada a la producción de energía eléctrica. El desigual reparto de la pluviometría en el territorio español, y consecuentemente la gran irregularidad de los caudales de los ríos, hacía necesarios los pantanos, con su doble e importantísima actividad hidroeléctrica. Las comisiones locales de embalses trabajan fuerte a impulso de lo que se proyecta desde Madrid. Seiscientas treinta y siete presas terminadas existen en estos momentos en España. Cierres de valles, ensanches de canales, aprovechamientos de cuencas fluviales, desvíos de ríos, trasvases de aguas, etcétera, son constantes en todo el territorio nacional.

El abastecimiento y saneamiento de cada uno de los núcleos de población españoles y el ajuste de las necesidades de producción de energía eléctrica, son cosas que se estudian y realizan en los despachos madrileños, aunque Madrid tenga mala prensa administrativa y se haya quedado para siempre en el famoso «vuelva usted mañana» de Larra. El plan general propuesto no puede ser de solución rápida. Pero no se deja de trabajar en la política de pantanos, tan característica del régimen. Los regadíos y los saltos hidroeléctricos que ya pedía Costa, cubren al fin la geografía nacional. Como máxima realización de estos treinta años, quizá, pantanos y embalses han sido muy criticados por la oposición invisible y por la mayoría silenciosa. El madrileño, como cree que España se acaba en Puerta de Hierro, sabe poco de pantanos y cuando se pone a viajar un poco por el país se sorprende de ver al natural todas esas obras que le parecían cosa del No-Do. Ahora se está informando más y mejor al madrileño de lo que es la política hidráulica. Bien entendido que las razones hidráulicas no le sirven de nada al que no está dispuesto a declinar razones de otro tipo. Quizá, lo que diferencia a unos gobiernos de otros es que unos hacen las cosas sin darle mayor importancia, y otros, además de hacerlas, las exhiben y las esgrimen. Diríamos que se observa una tendencia en el mundo entero a desafiar al ciudadano con la magnitud de lo realizado. Nosotros pensamos que, con propaganda o sin ella, lo importante es que las cosas se hagan. El madrileño, que es frívolo por naturaleza, tiene muy cerca los pantanos de San Juan y de Entrepeñas, y va allí los fines de semana a lavarse los pies y hacer esquí acuático. Madrid lo frivoliza todo, hasta los embalses.

Cuando en una tertulia madrileña se habla de pantanos es para contar que dan muy buenas truchas o que van a sus orillas muchas niñas en bikini. Por eso tiene Madrid mala fama, porque se toma un mucho a broma las cosas más austeras y magnas, como es un pantano con muchos metros cúbicos de hormigón pretensado. Pero lo cierto es que todas esas obras monumentales que ve usted cuando viaja las han proyectado unos señores en Madrid. No todo es ir a la oficina a leer el Marca y hablar de Sonia Bruno. Quizá, en lo que se equivocan los informadores oficiales es en darle demasiado énfasis a sus reportajes pantanísticos. Al madrileño le molesta que le echen las cosas en cara (en seguida lo cree, aunque no sea así). Madrid es una inmensa «mayoría silenciosa» de la que nadie sabe realmente lo que piensa. Madrid es del Real Madrid. Ahora se le recuerda nuevamente al cortesano que España tiene algunos de los embalses más grandes de Europa. El cortesano solo se preocupa de si algún embalse le queda cerca para ir el domingo con la familia. Legislar para este pueblo es legislar para el viento. A lo mejor es que a este pueblo se le ha aventado previamente. Lo de los pantanos es muy importante, pero el madrileño, guasón y derrotista, de lo que más se acuerda es de un pantano que se cayó una vez.