Fariseos

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

10 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace tiempo que en MasterChef la cocina es casi lo de menos. La salsa del programa está en las tramas, los personajes y los conflictos y hay que reconocer que como espectáculo cumple su papel con excelencia. En ese registro, la despedida de Antonia dell’Atte quedará en la historia de los momentos más acalorados de la tele en competencia directa con los realities de Telecinco. Jorge Javier habría encontrado un filón gestionando aquel torrente de emociones.

En la primera expulsión doble del concurso, la exmodelo italiana se desmarcó del discurso políticamente correcto de quienes dicen adiós con una reverencia, como hizo su colega Jaime Nava. Ella aprovechó su eliminación para llamar «fariseos» a sus compañeros. «Tienen una sonrisa por delante y por detrás clavan puñales», expuso, con el rostro desencajado tras el «llanto liberador».

Con esa bravata, Dell’Atte agrandó su leyenda como referente del drama televisivo. La histriónica celebridad desembarcó en España en los noventa de la mano de Telecinco y su máquina de la verdad para someterse al polígrafo cuando ella era el ángulo agudo del triángulo amoroso que formaba junto con el conde Lecquio y Ana Obregón. De todos los famosos que pasaron por el detector de mentiras de Julián Lago, quien acuñó el latiguillo «no responda ahora, hágalo después de la publicidad», la vehemencia de Antonia ostenta el récord de audiencia.