Ruedas de propaganda o de hastío

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

JON NAZCA | Reuters

02 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Han perdido hasta el nombre. La mayoría de las ruedas de prensa son cuadradas. No ruedan ni informan. Deforman. O son ruedas de propaganda o de hastío. Las más impresentables, a las que los periodistas no deberíamos acudir, son las que se convocan sin posibilidad de hacer preguntas. Una infamia. Si se da la cara, se ponen las dos mejillas. O que se dediquen a otra cosa. Algo va mal en nuestra sociedad cuando tragamos con ruedas de prensa como si comulgásemos con ruedas de molino. Las ruedas de prensa suelen ser comparecencias de ordeno, mando y digo lo que da la gana y tú copia y difúndelo. Lo más alejado de la libertad de información. Un desastre. Pero ¿se han fijado en quiénes son los dos colectivos que más ruedas dan? ¿Quiénes son los grandes protagonistas de la demente actualidad? Piensen. Sí, en efecto. Políticos y entrenadores y jugadores de fútbol. Vuelvan a mi resumen anterior de rueda de prensa como ruedas de propaganda o de hastío. Los políticos solo dan ruedas de propaganda. Me da igual de qué partido sean. Hace tiempo que cualquiera de ellos solo tiende a credibilidad cero. Torra proclamando ayer el disparate que quedará impune de «presionad». O el astronauta político que como es buen tipo se puede permitir balbucear y no explicar nada. O Cifuentes resistiendo y resistiendo hasta que explotó por cleptómana. ¿Queda algún político normal? ¿Qué les atrae para meterse en ese lío de la política? Y luego están las ruedas del fútbol, que son las del hastío. Todas iguales. Está claro que el balón rueda, pero de las cabezas queda la duda. ¿Cómo le podemos dar tanta importancia a las palabras de Mourinho o de Julen, por citar a dos que están ahora mismo en entredicho? ¿Por qué copan los minutos más importantes de nuestra información?

Ojalá compareciesen menos o nada los políticos y los entrenadores y futbolistas y en su lugar escuchásemos mucho más a científicos, a cirujanos, a filósofos, a empresarios, a asistentes sociales... a personas que de verdad aportan algo. A seres humanos que nos hagan crecer con sus ideas y no a los que hacen sentir ganas de cambiarnos de especie.