Una tercera dimisión, no, por favor

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Mariscal | EFE

25 sep 2018 . Actualizado a las 08:24 h.

Lo de este Gobierno parece un desmontaje pieza a pieza. La primera pieza caída ha sido el titular de Cultura. Tres meses después, la de Sanidad. Fueron dos ceses o dimisiones por motivos muy distintos: Màxim Huerta, por una cuestión fiscal. Carmen Montón, porque su tesis de licenciatura había sido copiada. Ni Pedro Sánchez pudo evitar su renuncia, aunque unas horas antes había prometido que Carmen seguiría realizando su brillante labor en el ministerio. Y ahora, como si en el Consejo de Ministros hubiera un gafe, el último capítulo provisional del desmontaje: quien se encuentra en dificultades es la ministra de Justicia, Dolores Delgado. Caza mayor. Tan mayor, que me hace exclamar: ¡un tercer cese en el Gobierno, no, por favor! No merecemos ese espectáculo.

Sin embargo, antes de dictar sentencia periodística, habrá que escuchar a Delgado en el Congreso. Aunque sea ministra, tiene derecho a la presunción de inocencia. Pero tengo la intuición de que pinta mal. Por sus propias contradicciones. Primero, porque empezó diciendo que nunca se había visto con el demoníaco Villarejo, después tuvo que admitir algún posible encuentro, pero no profesional, y ahora hay las grabaciones de un almuerzo en las que es difícil distinguir dónde empieza lo lúdico y dónde lo profesional. Pero hubo conversación y tercera versión de sus contactos con Villarejo: se vieron en tres ocasiones. Ha dejado de existir el desconocimiento.

Veremos si hay una cuarta versión. De momento, el PP saltó sobre ella para exigir su dimisión. Nadie, salvo quizá la mano misteriosa que distribuye las cintas de Villarejo, puede prever el desenlace. Su destino no dependerá solo de lo hablado con Villarejo, salvo que demuestre una acción dudosa como fiscal en la Audiencia Nacional, como de si dijo o no dijo la verdad. Por fin, en este país se empieza a castigar la mentira en política. Quizá estamos pasando de «el Gobierno solo acierta cuando rectifica» a «el Gobierno solo dice la verdad cuando uno de sus miembros tiene que dimitir». Y permítanme un chascarrillo. Para calcular las posibilidades de renuncia hay que escuchar antes a Sánchez: cuanto más contundente sea en la defensa y en la promesa de continuidad de la ministra, más cerca estará de la caída. Donde el presidente pone el ojo, pone la bala. El ojo de la salvación y la bala de la perdición.