Conexión inevitable

Jaime Iglesias Fernández EN LÍNEA

OPINIÓN

12 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Son lógicas las conexiones entre el narcotráfico en Galicia y el Sur, principalmente para huir de la presión policial y diversificar las rutas de entrada; o por optimización y explotación de recursos, conceptos que funcionan en la lógica criminal.

Esta conexión no es casual, como no lo es que al mismo Sito Miñanco lo detuvieran en Algeciras; antes de él fueron otros y después de él llegarán más. El fenómeno del narcotráfico de hachís en el Estrecho «importa» ocasionalmente recursos de la infraestructura de los grupos gallegos. «Importa» conocimientos, recursos humanos -lancheros- y materiales -lanchas-. Incluso capos. Este nexo propicia que efectivos policiales en Galicia se desplacen, puntualmente, a apoyar y colaborar en investigaciones del sur. Es conveniente decir que España cuenta con una altísima experiencia en esta lucha, reconocida internacionalmente.

La coyuntura actual marca una gran diferencia entre el narcotráfico andaluz y el de Galicia: en el fenómeno gallego ha existido violencia intra (dentro del grupo criminal) e intergrupal (entre grupos criminales), pero en ningún caso han existido episodios significativos de violencia extragrupal con ataques a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Esta situación no ha existido en Galicia, ni siquiera en sus años más difíciles. Las FCSE tuvieron que adaptar sus estructuras y metodologías para luchar contra el narcotráfico desde el ámbito de la investigación, pero en ningún caso tuvieron que reestructurarse para afrontar problemáticas de orden público y seguridad ciudadana tan intolerables como las de Andalucía. Es urgente reponer el orden y el principio de autoridad en todo el territorio.

Las dosis habituales de consumo de hachís y cocaína presentan diferencias significativas; los importes por cantidades son igualmente distintos; la distancia entre Marruecos y el Estrecho es muy distinta a la distancia entre Centroamérica y Galicia; 1.000 kg de cocaína representan mucho más suministro que 1.000 kg de hachís; de todo ello resulta que el volumen e intensidad de tráfico son, evidentemente, muy diferentes; un grupo importante del narcotráfico en Galicia asume 2 o 3 descargas al año de más de 1.000 kg mientras que en el Estrecho se trabaja con la planeadora en viajes constantes de ida y vuelta.

La visibilidad del fenómeno, con descargas en playas a plena luz del día es totalmente distinta, también la costa andaluza y gallega son muy distintas; la de Galicia favorece la descarga discreta.

La concienciación y activismo de la sociedad es uno de los pilares sobre los que se asienta la lucha antidroga, algo que en la comunidad gallega se viene produciendo desde hace años, aunque por supuesto hay mucho que mejorar. Conviene reconocer la labor de esos valientes que tratan de levantar la voz en el Estrecho para desactivar el entramado de apoyo y complicidades que protegen a los narcos en sitios donde el modelo a seguir es el de jóvenes sin estudios ni trabajo, que conducen cochazos de lujo y gastan en una noche lo que honrados ciudadanos tardan meses en ganar.