«Aeolus», el primer satélite que estudia los vientos

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

30 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La mañana de San Bartolomé me asombró con la noticia de que la Agencia Europea del Espacio, luego de veinte años y casi 500 millones de euros invertidos, había logrado lanzar el Aeolus, el primer satélite del mundo diseñado para medir la dirección y velocidad del aire desde el espacio. Sin poder evitarlo acudí al libro de Don Álvaro Cunqueiro, editado por López Silva, De Santos y Milagros, en la procura de si el patrón de curtidores andaba en patrocinios relacionado con el viento.

Intento vano, los vientos son de los hombres. Griegos, árabes, portugueses, vikingos, vascos, bretones o gallegos. Del mar o de la tierra. O de Don Álvaro, en su resurrección. Un novo corpo limpo que soñaba co vento.

Vientos a los que tenía por gentes muy libres, fanfarrones, señores. Vientos a quienes un fraile de Asma, llegando septiembre en Monte Faro, se dedicaba a repartirles sus suertes y resuertes para, provisto de un gran cayado, pastorearlos.

Los gallegos, sobre todo los del mar, nos movemos entre el norte y el vendaval.

Pero a veces los científicos, dejándonos llevar por la pasión del viento norte, el gran señor que fecunda los mares, nos olvidamos de los suroestes de vendaval y lluvia, que singularizan nuestro mundo.

Porque si bien es cierto que con nortes dominantes el afloramiento enriquece nuestra costa, su ciclo en Galicia se completa con el hundimiento, dominado de octubre a marzo por los vientos del sur que arrastran aguas superficiales desde el océano al interior de las rías.

Y así nos encontramos con índices de afloramiento ?un índice, insisto?, con valores positivos y negativos, lo que provoca que los científicos tengamos que acudir para nuestros modelos de interpretación y predicción de la ecología de las rías, señoreadas por el cultivo de mejillón, pero también inciertas en sus cosechas de pulpo o de sardina, a la radiación solar, las lluvias y los ríos y sobre todo los vientos.

Vientos desdoblados en dirección e intensidad, que constituyen una de las mayores carencias del Sistema Mundial de Observación Meteorológica, y que los científicos que andamos en las cosas de la mar, los otros también, necesitamos que se desentrañen sus medidas con certeza.

Aeolus nos proporcionará con su compleja, innovadora y precisa tecnología, la información necesaria para comprender cómo se relacionan los vientos, la presión atmosférica, la temperatura y la humedad, en una capa de 30.000 metros desde la superficie de la Tierra, ayudándonos en nuestra tarea de hacer que la gente vea el mundo como lo adivinamos nosotros, en esa aventura que nos lleva a lo desconocido que es la ciencia.

Por eso cuando leo que al fin ha despegado Aeolus, siento que quizá tengamos un pastor certero de vientos, capaz de dibujar el mapa de los que soplan en Galicia, y que nos pondrá en claro su baile sobre el país.

Porque la ciencia no abandona, cuando no la abandonan.