Saliendo... y entrando

Manuel Blanco Desar
Manuel Blanco Desar EL SÍNDROME G

OPINIÓN

26 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Espero que os encontréis bien de salud al recibir la presente. Nosotros bien, a Dios gracias». Así comenzaban las cartas que me dictaba mi abuela para enviarle a su hijo Pepe, mi tío de Buenos Aires. Generalmente escribíamos una vez al mes. En los sobres, con ribetes rojos y azules, a veces llegaban e iban fotografías de primos, de bodas y bautizos. Hoy, esos primos ya tienen nietos, algunos con hasta tres nacionalidades.

Los galaicos mirábamos a los porteños con admiración y sana envidia. Cuando mi tío Pepe llegó a Galicia a finales de los 60 con aquel Cadillac, no pocos pensaron que tal vez era mejor cruzar el océano Atlántico. Hoy no lo pensarían. Nosotros somos ahora la América soñada. Cuando les contamos que aquí te hacen gratis hasta un trasplante de hígado y aún vives para contarlo con tu pensión, muchos de esos descendientes no dan crédito.

¿En qué se parece esa emigración a la de una moza que va a trabajar al CERN a Suiza, o a la BMW a Múnich como ingeniera? ¿En qué se parece a la de quien viaja a Londres parar mejorar su inglés tras un máster endogámico? Ryanair ha hecho el milagro de ir y volver a la capital británica por menos de 100 euros. Gracias al WhatsApp, hay jóvenes que hablan más con sus familias que cuando compartían techo.

Los embarcados a Malvinas o al Índico no son emigrantes. ¿Lo son los carpinteros que van montando Zaras y regresan de vuelta a Arteixo? ¿Lo es el escayolista (stuckateur, en alemán) que se mueve por la zona de Hamburgo porque gana el triple y regresa a casa cada poco tiempo?

Los pobres holandeses o fineses trabajan más por los países de la Unión Europea adelante, y no será por miseria. Hay quien sale por necesidad y otros, por ambición. España tiene cuatro veces más paro que Alemania o Austria, y no hay éxodo hacia allí.

Lo malo no es salir y entrar para mejorar. Lo malo es conformarse. Lo peor es no existir, seguir siendo cola de la fecundidad europea ?entre los residentes con empleo?, pero hay quien se ampara en el mito para no retratarse.

En la sociedad abierta, los hay que salen y otros que han de venir. Recomiendo contrastar datos y no aferrarse a los tópicos. Véase Migration and migrant population statistics (Eurostat, marzo del 2018), pero, sobre todo, EU citizens in other EU Member States (Eurostat Newsrelease, 28 de mayo del 2018).