En defensa del papel de los mayores

José María Pazos EN LÍNEA

OPINIÓN

21 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En las sociedades en desarrollo o subdesarrollo los mayores son los referentes dentro de las mismas por sus grandes conocimientos, por prestigio, autoridad y ecuanimidad, que les permite la toma de decisiones, juzgar, o ser escuchado con respecto por el resto del grupo. En cambio, actualmente, en las sociedades desarrolladas que presumen de sus políticas de bienestar, no ocurre lo mismo. El mayor es visto como cierto consumidor de recurso y que no aporta nada a la sociedad. Dicho lo anterior, les recuerdo a todos aquellos que los denigran de esa forma, que ellos fueron los que crearon esta magnífica sociedad de bienestar.

Después de recordar lo anterior, por respecto a nuestros mayores, hace unos días leía en este periódico que había en lista de espera de residencia unas 1.600 personas dependientes, a las cuales tendríamos que añadir las que están sin valorar, que puede ser una cifra también importante y que en estos momento no forman parte de esa lista. Pero muchos de ellos no llegarán a alcanzar su ingreso, ya que la lista coloca a la personas en base a unos baremos que penalizan las pensiones medianas, a pesar de que sus beneficiarios fueron los que más colaboraron para tener dichos centros. La Administración plantea dar una cantidad fija de unos 600 euros, para que la persona compre el servicio en una institución privada mientras no le dan dicha plaza pública. Me gustaría recordar que esta cantidad supone un 17 % del coste de una plaza pública, 40 % de una concertada y 30 % de una privada. Con esto quiero decir que les debemos bastante más.

Por último, la política de los 600 euros en el supuesto de que se diera plaza a todos los que están en espera crearían 750 puestos de trabajo en las residencias, que tendrían un coste de doce millones de euros al año. Pero esta inversión revertiría en la Administración en un 100 %, ya que los usuarios pagarían 10 % de IVA al estar en privadas, los trabajadores dejarían de cobrar prestaciones y/o subsidios de desempleo, se cotizaría por los trabajadores, aumentaría el consumo, se crearían puestos indirectos. De ahí que la inversión en el cuidado de nuestros mayores sería devuelta con creces a la Administración, sin olvidarnos del benéfico social.

Por todo ello, no lo veo mal, pero cuando reciban la plaza pública lo más probable es que la persona esté adaptada al centro y renuncie a la plaza, con lo que seguramente se le retire la ayuda de los 600 euros, generándole un problema mayor.

Por acabar, recordar que nuestra sociedad sigue envejeciendo, y seguimos sin dar solución a los retos que se nos vienen encima, como la soledad del mayor, diseñar ciudades pensadas para ellos, adaptar los puestos de trabajo si pretendemos retrasar la edad de jubilación y que se trabaje más años. Vivir en un sociedad de mayores nos exigirá cambios sociales para prestarles los servicios que precisan. Las personas maduras pueden aportar muchas cosas todavía a la sociedad. Ser mayor es un factor añadido que suma y no resta.