Siempre he pensado que las frases que le atribuyen a Carmen Calvo son ficción. Nadie que llegue a ministro puede tener en su currículo sentencias tan disparatadas. A vicepresidente, tampoco. Ponen en boca de mi ministra predilecta locuciones impropias. Anoto alguna: «Yo he sido cocinera antes que fraila»; «Un concierto de rock en español hace más por el castellano que el instituto Cervantes»; «Deseo que la Unesco legisle para todos los planetas»... y así. Pero de todas sus cláusulas hay una que supera todo límite: «Estamos manejando dinero público y el dinero público no es de nadie». Maravillosa. Parece una frase cómica y, sin embargo, esconde una filosofía. Es el principio vital de cualquier Gobierno socialista. Es axioma. Para los socialistas el dinero público importa poco. No es de nadie.
Hace años, el maestro Sánchez Ferlosio afirmó: «Los socialistas cuando oyen la palabra cultura echan la mano a la cartera». Cierto. Ellos entienden la gobernanza de un país como un continuo dispendio. La subvención es su evidencia. El hecho de querer aumentar el gasto social en seis mil millones de euros es una barbaridad. Pero como estamos en verano y el PP en modo «reinicio», la osadía socialista pasa de puntillas por la actualidad. Más énfasis se le dio al vuelco parlamentario en torno al techo de gasto. Pero en realidad es una lectura paralela. El déficit público, que es la máxima preocupación económica de la UE, carece de relevancia para los socialistas. Lo suyo es derrochar. Echar la mano a la chequera no para mejorar el país, sino para mantener su colección de votos en aumento. Lo han hecho siempre, unas veces con más sentido que otras, y en esta ocasión no iba a ser diferente. El déficit público, que los socialistas acrecientan históricamente, se fue arreglando con Rajoy al frente del Gobierno de España. Y Galicia, con Feijoo, dio una lección de diligencia y rigor en las cuentas. A los socialistas esta realidad les es ajena. Por eso Zapatero nos dejó al borde de la quiebra. Con un déficit próximo al doble dígito. Y por ello también estamos endeudados hasta las cejas.
Cuando quieren hablar mal de la gestión económica de Rajoy, no pudiendo amarrarse a otra realidad, hablan de nuestra deuda. Una barbaridad. Estamos empeñados con un débito del 100%. En cualquier país desarrollado es motivo de alerta. Aquí, también. Pero nadie señala quien es el responsable de esta situación: el PSOE. Su déficit propició que los intereses de nuestra deuda se multiplicasen. Y el PP tenía que pagarlos. De ahí la deuda. Ahora se vuelve a tirar el dinero. A espuertas. Sánchez está en campaña electoral y sacará, como decía Ferlosio, la cartera cuando sea mester. El dinero público no es de nadie, decía la vicepresidente. El dinero público está para despilfarrar. Y si no lo tiras, no eres socialista.