Atrapados por el ferry de Caminha

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

30 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Comenzó como un día festivo normal. Fresco pero soleado en este extraño verano que estamos viviendo. Arrancamos el coche y dejamos atrás la ciudad para adentrarnos en una concurrida carretera costera sobre la que se cernió la niebla. A medida que nos aproximábamos a A Guarda esta se hizo más densa. Nada inusual en esta zona donde tan pronto el día está gris como luce el sol. Nos dirigimos al embarcadero para coger el ferri que une esta parte de Galicia con Caminha. La niebla seguía siendo densa para ser mediodía pero zarpamos sin incidencia con un lleno casi total de personas y coches. Mi primera travesía fue tranquila y duró quince minutos. 

Tras atracar en Portugal dirigimos nuestros pasos hacia el casco urbano donde comenzaban a desperezarse los puestos de una feria de artesanía. Tras la comida y un paseo nos apresuramos al embarcadero para regresar en el ferri de las seis, hora española. Cuál no sería nuestra sorpresa al ser informados de que no iba a zarpar por causa de la niebla y caso de que esta no levantase antes de las siete nos quedaríamos en tierra. Y así fue. Al menos unos 50 pasajeros, niños incluidos, nos encontramos sin otra opción para regresar a España que agenciarnos un taxi con un coste cinco veces superior al del billete del ferri.

Cierto que al embarcarnos en el cartel con los horarios se advertía que estos estaban sujetos a variación por la niebla. Pero siendo un servicio público se debería ofrecer la alternativa de un autobús a pagar por los pasajeros para poder regresar en un día festivo. No estaría de más que también dragaran el río, lo señalizaran con claridad y dotaran al ferri con un buen sonar.