Nada le va a resultar gratis al presidente Sánchez. Tras estar en disposición de otorgar la dirección de RTVE a Podemos, ahora decide poner en marcha el procedimiento para trasladar a Cataluña a los presos independentistas. La que le espera no se lo deseo ni a mi peor enemigo. A partir de ahora todos aquellos que le apoyaron en la moción de censura harán suyo aquello de que ‘el que no llora, no mama’ y pedirán hasta hartarse con la certeza de que todos sus ruegos serán atendidos, ya que en caso contrario la estancia del ex baloncestista en la Moncloa peligrará.
Lo malo de querer pisar moqueta a toda costa y sin que te vote la gente es que de la misma manera que te han puesto, te quitan. Si a Pablo Iglesias se le antoja el mejor de los chollos para uno de los suyos, a ver quién es el guapo que le dice que no. Aunque Sánchez estuviera dispuesto a concedérselo el vasco Aitor, el del tractor, podría sufrir un ataque de celos y solicitar para el PNV algo todavía más apetitoso, y así grupo tras grupo hasta el infinito. Al final siempre resulta menos estresante acceder a la presidencia del Gobierno como es debido. En día de elecciones y por expresa elección de la ciudadanía en las urnas. Lo otro es legal, pero resta legitimidad y credibilidad.