España mola «mazo»

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Paco Rodríguez

24 jun 2018 . Actualizado a las 08:40 h.

No ha comprado este espacio Vox. Ni llevo horas escuchando en bucle el himno de España por Marta Sánchez. Lo que pasa es que he leído el ataque de ternura que le ha entrado a James Rhodes con este país. Rhodes, como saben, es un famoso concertista de piano y de merecido eco con sus libros sobre los abusos que sufrió de crío y su complejo carácter nervioso (ese hielo que quema que es la mente). Es una persona de una honestidad brutal y está muy bien que alguien desde fuera nos diga unas cuantas verdades que tendemos a olvidar. «A lo mejor no me creéis, pero no os miento si os digo que en España todo es mejor», dice el artista, que lleva un tiempo viviendo entre nosotros. Las croquetas, la siesta, lo fácil que es ser feliz, las natillas, el cuidado de la gente que queremos, la mítica alegría por vivir. Menos mal que Rhodes en este Canto a España y a sus ciudadanos (no confundir con el partido) pone alguna pega, tal vez para que todavía resalte más lo fresco de nuestras verduras en los supermercados y lo ricos que son los churros. Nos compara con la Inglaterra en la que nació y con el disparate de Los Ángeles y todo aquí le parece milagro. Hasta la facilidad que tenemos para ponernos a parir unos a otros. Señala que es muy sana. Y Rhodes tiene razón y corazón. Ya está bien. Ahora que muchos catalanes quieren irse, si me queréis, irse, que diría Lola de España, que los vascos a la chita callando ya hablan de las siete provincias vascas, nada como un inglés para que nos aclare que es imposible ser más felices que en este país que se rompe por los cuatro costados. Nada como enrolarse en el Titanic español. Uno es más de donde pace que de donde nace. Estamos ante un país alucinante, con récord de trasplantes, de artistas, de horas de emisión de Sálvame, de número de autonomías, de Parlamentos y Gobiernos, de subvenciones. Un sitio único, la tierra del genio de Fuentealbilla, Iniesta total. España, donde el Barça gana siete de las últimas diez Ligas y la Copa del Rey, silbidos al margen. Así es la fiesta, o juerga, de la tolerancia que alaba James Rhodes. Tenía que venir un inglés a abrazarnos para empezar a querernos después de siglos de disputas. Nada es más español que odiarse. Así que aplausos y tamborrada para esta declaración de amor del artista inglés. España, hermosa y diversa, en donde se presenta por la derecha un chico de polo de toda la vida, Rivera, y por la izquierda, Iglesias, un chaval de coleta y camisa de cuadros de siempre. Repitamos todos un millón de veces: España es lo mejor y no envidiamos nada a los que viven en Martinica, en Sídney, en Rennes o en Graz, algunos de los lugares que encabezan los ránkings de felicidad. Un buen atasco en la Gran Vía es canela fina. España, esa gran estufa que quema la moral de cualquiera un poco serio, pero que mola mazo.