Hace un par de semanas publicamos en estas páginas un artículo sobre los chicos que cumplen 18 años en este 2018. Escuchándolos, un detalle que me llamó la atención. Comentaban su inminente fiesta de graduación. Y hablaban de los profesores que, a lo mejor, se sumaban.
Uno de ellos era, según decían, «un tío que no controla con la bebida». Recordé cuando yo era estudiante que existían mitos similares. La diferencia es que ellos no se quedan en la nebulosa de los rumores. Tenían imágenes que lo constataban. Al parecer, un vídeo del susodicho docente, grabado cuando estaba de fiesta por ahí en estado de embriaguez, había pasado por WhatsApp de móvil en móvil por todo el centro escolar.
Beber alcohol en este país es perfectamente legal y emborracharse saliendo de noche algo que un alto porcentaje de la población ha hecho. Pero esa escena cambia cuando uno de esos policías morales lo inmortaliza en vídeo y este empieza a circular en contextos totalmente diferentes. Puede hundir la reputación de una persona y hacerle un daño irreparable cuando esa se convierte en la primera imagen que se tiene de él. En el fondo, lo que te quieren decir es que el susodicho profesor va a dar clase borracho. Y no.
Estamos inmersos en una sociedad que supera incluso a lo que Orwell predijo en 1984. Conviene cuanto antes parar, pensar un poco, reeducar y evitar que esto vaya más lejos de lo que ya ha llegado. Que es muchísimo.