El día en que se salvó la Justicia

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Marcelo del Pozo | Reuters

13 jun 2018 . Actualizado a las 07:36 h.

El tópico periodístico del día es «si hace diez años alguien nos hubiera dicho que veríamos a un yerno y cuñado del rey entrar en la cárcel, le habríamos llamado loco». La verdad es que si hace diez años nos hubieran dicho muchas cosas de las que hoy se publican, llamaríamos locos a todos los que las anunciaban: al que nos dijera que un presidente americano se llevaba bien con sus enemigos y fatal con sus aliados; al que predijera que una nación europea cerraría sus puertos a un grupo de inmigrantes sin que la comunidad internacional la condenara; al que anunciara que un partido de 84 diputados derrotaría a un Gobierno de 134 en el Parlamento... Todo era poco concebible hace diez años. Y algunas noticias, hace solamente un año.

Sin embargo, el yerno y cuñado de rey está citado esta mañana para entregarle el mandamiento de prisión. Su mujer, hija y hermana de rey, aparece en las fotografías con cara de funeral. La jefatura del Estado se ve en la obligación de comunicar su respeto a las decisiones judiciales, faltaría más en un Estado de derecho. Los medios informativos dan a la sentencia del Supremo el valor de sentencia histórica, aunque el juez instructor de la causa, don José Castro, considera que el alto tribunal «no tenía una libertad omnímoda». Supongo que no quiere decir que cedió a presiones sobre los cinco magistrados. Quiere decir, sencillamente, que incluso los jueces se ven obligados a valorar las repercusiones de su fallo sobre el sistema político y eso limita su libertad. No es lo mismo juzgar el cohecho de un concejal que los delitos del marido de una infanta de España.

Este cronista lo lamenta por ese marido, por su mujer, por sus hijos y por toda la familia; pero, pensando en la salud de la democracia, ha ocurrido lo mejor que podía ocurrir: se ha demostrado que la Justicia puede ser lenta, pero a partir de ahora es difícil sostener que en España no haya separación de poderes, dicho sea como mensaje a los independentistas catalanes. Si hubo presiones sobre la Justicia, cosa posible, no cedió ante ellas. Si alguien quiso mediatizar a la Fiscalía, ha resultado inútil. Y durante todo el proceso se demostró algo que dijo el rey Juan Carlos en uno de los momentos más delicados: la Justicia es igual para todos. Una sentencia provocó la moción de censura que derribó un Gobierno. Otra sentencia destripó la financiación ilegal del PP en la Comunidad Valenciana. Triunfa la independencia. La Casa Real no debiera ser tan parca en su comunicado de respeto: parece que lo dice con pesar. La Casa Real debería salir a decir que sufre con los delitos (no con la sentencia) de un familiar, pero celebra el éxito del Estado de derecho. Basta ya de tanta timidez.