Los misiles de Gaza

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

04 jun 2018 . Actualizado a las 07:27 h.

Desde hace décadas los surcoreanos se han acostumbrado a los períodos belicosos de su hermano del norte y a sus lanzamientos de misiles. Saben que semejantes exhibiciones tiene por objeto llamar la atención para lograr más ayuda humanitaria en los momentos de mayor crisis interna. Es su forma de pedir ayuda sin reconocer el fracaso de su dictadura y evitar la humillación del liderazgo de Pionyang. La táctica no es exclusiva de los norcoreanos. De hecho, es una vieja estrategia. El martes de la semana pasada volvió a ser utilizada en Palestina con el lanzamiento de más de 110 proyectiles de mortero y cohetes desde Gaza hacia Israel. Y este sábado ha vuelto a repetirse. Refuerzan estas acciones la campaña iniciada con la Gran Marcha del Retorno el 30 de marzo para recordar al mundo que la situación de los millones de palestinos atrapados en Gaza es insostenible. Ni siquiera el pacto alcanzado en octubre del año pasado entre Fatah el partido que controla la Autoridad Palestina de Cisjordania y el liderazgo de Hamás en Gaza ha suavizado sus duras condiciones de vida. La guerra de Siria ha centrado la atención no solo de la comunidad internacional sino, lo que es peor, se ha llevado la mayor parte de los fondos que los países árabes e Irán destinaban a los palestinos. El decidido apoyo de Trump a los israelíes ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia palestina. Pese a que estos ataques suponen una ruptura del alto el fuego establecido entre Israel y Palestina de 2014, no parece que deban entenderse como una declaración de guerra, sino una clamorosa petición de ayuda de los palestinos, acorralados entre la implacable defensa de los israelíes y la lucha interna entre Hamás y la Yihad por detentar el poder en una franja a punto de explotar. Unos palestinos más víctimas que nunca de la incapacidad árabe y del cansancio internacional, pero sobre todo de la incompetencia de su liderazgo.