Investigación, de la ciencia a la gerencia

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

24 may 2018 . Actualizado a las 07:28 h.

Cuarenta años después conviene agradecer a Lucio Rafael Soto haber impulsado al CSIC, desde su trabajo de secretario general, a asentarse en la ciencia. Hace tiempo sin embargo que el problema de la investigación científica en España está más en la gerencia que en la calidad y capacidad de hacer ciencia. Y ahí seguimos, se arrastra desde hace años y ahora se está a punto de lograr el colapso de la ciencia y un triunfo pírrico de la gerencia.

Este tránsito doloroso, que también es de políticas, temo que no se resuelva con un pacto de Estado. Y no se resuelve porque partiendo de determinados análisis del ministro responsable o de la secretaria de Estado del ramo parece que hay un abismo entre la realidad de los investigadores y su percepción. Si al ministro le preguntan si se está matando la ciencia en España responde: «Llevamos oyendo que la ciencia se muere en España hace muchos años. Y la ciencia en España está vibrante», y con esa percepción es difícil encontrar soluciones, pues el diagnóstico no es acertado.

Prueba de ello es que actualmente la reivindicación ya no es siquiera de dinero, aunque el gasto en I+D en España se ha desplomado a un 1,19 % del producto interior bruto, que también, sino lograr que la gerencia no asfixie a la ciencia.

Vean sino cuáles son las reivindicaciones que actualmente plantean los investigadores científicos y profesores: Una vez que el sistema de ciencia y tecnología se diseña como concurrencia competitiva por proyectos, es decir, son los investigadores los que deben lograr la financiación para desarrollar sus proyectos, los problemas se sitúan en su gestión, que entran en «la espiral de Larra» administrativa o gerencial, sobre todo en los centros del Estado y de algunas Administraciones. Otras, como en los centros catalanes y los vascos, menos.

En investigación es un esfuerzo ímprobo contratar personal, dotarse de equipos y materiales, contratar servicios externos y de alta tecnología, todos ellos prisioneros de trámites inacabables y con límites estrictos. Añádase a ello la compra centralizada de equipamientos y otro material a una central de suministros única y la tramitación de la asistencia a congresos, expediciones científicas o reuniones de trabajo que deben realizarse en los proyectos con otra agencia exclusiva que concentra los viajes de toda la Administración del Estado, y verán una ciencia sometida a trámites farragosos, de elevado coste y limitada eficiencia. Sin comprender que son los propios científicos, responsables de esos proyectos y esos fondos, los más interesados en hacer economías en unos gastos sometidos a controles de legalidad y a auditorías a posteriori de adecuación del gasto. Súmese el sometimiento de la investigación a la nueva ley de contratos del Estado y entenderán que, además de fondos limitados, baja ejecución del presupuesto, y reducción brutal de personal científico, la mala gerencia puede asfixiar a la ciencia.