Tanteo entre enemigos

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

OPINIÓN

Soldados israelíes se paran junto a los tanques Merkava Mark IV en un área de despliegue de los altos del Golán, área siria que ocupa militarmente
Soldados israelíes se paran junto a los tanques Merkava Mark IV en un área de despliegue de los altos del Golán, área siria que ocupa militarmente AFP | MENAHEM KAHANA

Israel ocupa militarmente un territorio sirio, los Altos del Golán y ha lanzado un centenar de ataques desde que empezó la guerra en Siria

11 may 2018 . Actualizado a las 07:31 h.

Israel ha estado interviniendo en la guerra civil de Siria prácticamente desde que esta comenzó en el 2011. Siguiendo la vieja lógica de que «el enemigo de mi enemigo es mi amigo» ha dado apoyo a las milicias yihadistas, curando incluso a sus heridos en hospitales militares israelíes. Pero, sobre todo, ha venido haciendo su guerra particular en Siria, atacando cualquier objetivo que le interesase. A veces, su aviación ha destruido envíos de armas de Irán a la milicia libanesa Hezbolá, otras ha jugado a debilitar al Ejército sirio en algún punto para favorecer a la oposición islamista. En total, Israel ha lanzado más de un centenar de ataques sin que ello le haya supuesto coste alguno. Pero solo recientemente se ha atrevido a atacar objetivos iraníes dentro de Siria, algo que supone un riesgo porque en su mayor parte se trata de centros de inteligencia conjuntos en los que también puede haber oficiales rusos. Para Israel, estas operaciones sirven para «calentar» el conflicto con Irán y dejar así abierta la posibilidad de una intervención directa contra el territorio iraní. En concreto, lo que querría Israel es destruir el programa iraní de fabricación de misiles.

Este enfrentamiento, Israel ya lo escaló en abril, cuando atacó en el interior de Siria la base conjunta ruso-iraní T4. Pero ha sido la decisión de Donald Trump de abandonar el acuerdo nuclear con Irán lo que los israelíes han entendido como una luz verde para incrementar la tensión. El martes, apenas Trump había pronunciado su belicoso discurso contra Irán cuando Israel ya estaba atacando de nuevo posiciones iraníes en Siria. El miércoles Netanyahu visitó Moscú para tranquilizar a Putin respecto al peligro de bajas rusas y este le advirtió que parase. Pero el jueves Israel volvió a lanzar otro ataque, en esta ocasión en Quneitra, de nuevo causando bajas iraníes. Es entonces cuando se produce la represalia sirio-iraní: el bombardeo de posiciones israelíes en los Altos del Golán, un área que Israel ocupa militarmente pero que no es territorio israelí propiamente dicho. A esa represalia respondía ayer Israel con otra en la que dice haber acabado «casi completamente» con la infraestructura militar iraní en Siria, algo difícil de creer.

Existe la posibilidad de que este incremento constante de la tensión conduzca a un enfrentamiento directo mucho más grave, pero no es eso lo que busca Israel por ahora, y menos aún Irán. Para Irán se trata de mantener un mínimo de capacidad disuasoria, respondiendo de manera muy limitada cuando sufre un ataque no puede ignorar. Para Israel, en cambio, se trata de mantener viva como sea la guerra de Siria, que desangra a un enemigo histórico (Siria) y le permite enfrentarse con su enemigo actual (Irán) en un tercer país, tanteando sus fortalezas y debilidades antes de tomar la decisión de si atacarlo directamente o no.