Mujeres, pero no solas

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

04 may 2018 . Actualizado a las 07:39 h.

«Turba enfervorecida». Despertar con tales declaraciones de un juez para calificar la manifestación ante el Palacio de Justicia de Navarra durante la lectura de la sentencia por la actuación de la Manada contra una mujer nos sitúa en el tiempo pasado. Igual que a esos tiempos nos llevan una y otra vez las sentencias repetidas en torno a la violencia de género, y a la protección judicial y policial a las mujeres frente a ella.

La sentencia del juicio sobre la Manada sintetiza como ninguna otra la concepción en torno a la relación entre hombres y mujeres en la que se ha asentado la respuesta institucional en nuestro país. Que dos jueces vean abuso, y otro jolgorio y regocijo, donde la mayoría de la sociedad percibe violencia indica que se aceptan en nuestra sociedad criterios de opresión y desigualdad sobre la mujer. Indica que se desconoce que las mujeres viven amenazadas y que, también judicialmente, se consagra la desigualdad. Porque si la sentencia de la Manada dice que la víctima expresó «gritos que reflejan dolor» y las imágenes evidencian que estaba «atemorizada y sometida a la voluntad de los procesados», no es fácil entender -por más interpretable que sea el Código Penal- que los magistrados hayan sentenciado abuso en lugar de violación.

Evitar la discrecionalidad en la interpretación del Código Penal que puede imponer que resistas para te que crean que has sido violada, por más que si te resistes puede que te maten, solo se resuelve con igualdad y respeto en nuestra sociedad. Por eso la sentencia de la Manada ha permitido oír, una vez más, la vindicación de igualdad de las mujeres, desde las carmelitas descalzas de Hondarribia a Patricia Botín, con un grito unánime «Yo sí te creo».

Grito que ha removido conciencias y asustado a los poderes Ejecutivo y Judicial, también a algunos otros políticos. De ahí lo de «turba enfervorecida» o un ministro de Justicia, tan reprobado él por su toma y daca con el Poder Judicial y la Fiscalía, que no ha podido soportar una espontánea manifestación de mujeres ante la sede de su ministerio llevándonos a una nueva crisis institucional en el Gobierno de Rajoy. Crisis en la que se ha enredado sin aportar nueva información Margarita Robles, corregida luego por Pedro Sánchez, y también Albert Rivera, con su pretendida equidistancia en la que apoya a los jueces y reivindica a su manera el feminismo de Clara Campoamor. Para ver si mejora la aceptación de su partido entre las mujeres.

Porque el poder de las mujeres se hace cada vez más explícito y visible, y no parece que se limite a exigir una nueva reforma del Código Penal, excelentemente evaluada por el ex fiscal general del Estado Eduardo Torres-Dulce días antes de la sentencia de la Manada, sino que alcanza a tomas de posición política frente a los partidos y la sociedad.

Leticia Dolera, una mujer, formula la pregunta y la respuesta verdadera: «Hombres, ¿vosotros consentís las relaciones sexuales o las deseáis? Pues nosotras igual».