Las puertas giratorias de la tarifa plana

Eduardo Abad SECRETARIO GENERAL DE UPTA

OPINIÓN

03 oct 2019 . Actualizado a las 19:46 h.

La doble tarifa plana es una medida que encaja en la necesaria reforma de la que venimos hablando hace tiempo para incentivar el relevo generacional. Hace año y medio presentamos un plan que proponía que el ámbito rural tuviera las mismas oportunidades que las áreas urbanas, y para eso consideramos fundamental que el empleo autónomo creciera para asentar población joven. La iniciativa iba acompañada de medidas para incentivar la creación de actividad económica en poblaciones de tamaño inferior a 10.000 habitantes.

Ahora el ámbito se restringe a 5.000.

En todo caso, lo que puede ser una medida adecuada, puede convertirse en traicionera. Desconocemos los mecanismos que van a regular esta tarifa plana especial, porque podría convertirse en una trampa más si la única exigencia para acogerse a ella es estar empadronado. Tiene que haber un requisito que obligue a que la actividad se va a desarrollar en ese ámbito geográfico; tiene que haber mecanismos de control. De lo contrario, lo que estamos haciendo son políticas trampolín, que no surten el efecto deseado.

Sin ir más lejos, tenemos la entrada de casi 10.000 autónomos en Galicia en este trimestre y la salida de casi los mismos. Si el 80 % de las altas utilizan la tarifa plana, nos tememos que la tarifa plana es una puerta giratoria en la que no se asientan las actividades económicas en el tiempo, sino que son actividades fugaces, que desaparecen una vez que se acaban las bonificaciones.

Tenemos que estudiar al detalle la incidencia real de los cientos de millones de euros que llevamos invertidos en ella.

No todas las personas que se acogen a la bonificación de la cuota reducida garantizan que su actividad va a ser duradera en el tiempo. Vamos a trabajar en políticas de consolidación, porque eso es lo único que garantiza autoempleo de calidad y empleo por cuenta ajena estable. Tenemos una situación perversa en el caso del pequeño comercio. Las ventas minoristas bajarán su facturación un 1,5 % en este 2018, mientras que el consumo va a crecer un 2,4 %, según el Banco de España. El problema es que no se está invirtiendo en formación para los autónomos para que tengan mejores armas a la hora de competir con el e-commerce y las grandes cadenas, y consolidar sus negocios.

La tarifa plana está bien, pero el pequeño comercio que vertebra pueblos y ciudades necesita que los autónomos tengan formación. Si no es así, nos vamos a quedar sin ellos.