Cincuenta años de centro oceanográfico del IEO en A Coruña

Alberto González-Garcés

OPINIÓN

16 abr 2018 . Actualizado a las 22:59 h.

Hoy se celebra el cincuentenario de la inauguración del Centro Oceanográfico de A Coruña del Instituto Español de Oceanografía (IEO). Cincuenta años de vida de un centro de investigación marina es todo un éxito y un acontecimiento. La vedad es que, a pesar de los graves problemas que está sufriendo la investigación científica en España, merece la pena celebrarlo adecuadamente. Por ello, quiero aportar mi granito de arena recordando sus primeros años, en los que fui uno de sus primeros investigadores.

Pero, como es evidente, la investigación marina no empezó en A Coruña en 1968, sino que hubo antecedentes que querría comentar, aunque sea someramente. El conocimiento del mar tuvo siempre un enorme interés para A Coruña, ciudad ligada al mar como pocas, en realidad rodeada por el mar casi por los cuatro costados, y que vive inmersa en él desde siempre.  

En A Coruña se estudió el mar desde tiempos remotos, pero de una manera más profunda a partir del siglo XVII y especialmente en el siglo XVIII con Cornide de Saavedra, Antonio Sañez Reguart, Jerónimo Hijosa y otros. 

Los trabajos de Cornide de Saavedra sobre el mundo marino son muy conocidos y valorados. Su Memoria sobre la pesca de la sardina en las costas de Galicia de 1774 y su Ensayo de una historia de los peces y otras producciones marinas de la costa de Galicia, de 1788, en el que introduce el sistema de clasificación de Linneo por primera vez en España, son ejemplos de ello. Seguramente es menos conocido que en 1788, Antonio Sañez Reguart, comisionado real para asuntos pesqueros y Jerónimo Hijosa, fomentador pesquero en el puerto de A Coruña, pusieron en activo un velero bergantín, el “Descubridor”, que fue el primer barco armado exclusivamente para la investigación pesquera en España y posiblemente en Europa. 

Sus primeras campañas de investigación, en las que participó también el barco pesquero Explorador, intentaban buscar nuevos caladeros con especies de interés para la flota pesquera que pudieran sustituir al bacalao, de difícil acceso desde el Tratado de Utrech. Entre las especies deseadas se encontraban el abadejo y la merluza. El  Descubridor encontró, entre otros, un buen banco de merluzas frente a Corrubedo, el banco conocido actualmente como O Canto.

 Quizá sea oportuno recordar que Jerónimo Hijosa, que fundó el Montepío de Pesca en Galicia, comerciante y negociante con claroscuros a lo largo de su vida, fue también un gran impulsor de la ciencia y de la medicina. Entre sus hechos más conocidos está su ayuda a Balmis en su Expedición Filantrópica de la Vacuna de la viruela.  

A finales del siglo XIX, en 1886, el Príncipe de Mónaco, Alberto I, gran impulsor de la investigación oceanográfica, que llegó a dirigir 28 campañas de investigación a bordo de sus barcos, preocupado por la gran caída de la pesca de la sardina que se estaba produciendo en Bretaña desde 1882, y a sabiendas de que en Galicia no se había producido tal descenso de capturas, vino a Galicia para llevar a cabo una campaña de investigación a bordo de su barco Hirondelle.

Durante sus trabajos hizo escala en A Coruña para entrevistarse con pescadores y armadores, especialmente con Benigno Maristany, Comisario Presidente de Agricultura, Industria y Comercio de la ciudad, quien le proporcionó sus Rápidos apuntes sobre la pesca de la sardina en Galicia, en realidad un estudio sobre el estado del recurso de la sardina en Galicia, que fueron de gran utilidad para sus trabajos. El Príncipe Alberto I regresó a A Coruña en varias ocasiones en sus otros barcos de investigación Hirondelle II, Princesse Alice y Princese Alice II, la última de ellas en 1909.

 En esa época, en 1906, se crea en A Coruña el Subcomité de La Coruña de la Sociedad de Oceanografía del Golfo de Gascuña, aprovechando que la Société d’Oceanographie du Golfe de Gascogne, que había sido creada en 1899 en Burdeos, organizaba una campaña de investigación oceanográfica a bordo del yate André en el Golfo de Vizcaya y hacía una escala en A Coruña. La creación de esta Sociedad en A Coruña fue impulsada por las autoridades locales, muy interesadas en el conocimiento científico del mar, con la gran ayuda del ingeniero industrial francés Etienne Bertrand, residente en la ciudad en aquellos años.

La Sociedad de Oceanografía del Golfo de Gascuña se instaló físicamente, a partir de 1913, en un hermoso palacete en el Muelle de la Batería, aproximadamente en la zona donde se encuentra en la actualidad la Jefatura Superior de Policía, y allí permaneció en activo hasta 1918 o 1920. El Instituto Español de Oceanografía se crea en 1914 y aunque no tenía laboratorio en A Coruña, comienza sus campañas de investigación en la plataforma gallega en 1916, a bordo del cañonero Hernán Cortés y usa el puerto coruñés como una de sus bases. Lo mismo ocurre en 1917, pero usando en ese momento el crucero “Río de la Plata” y el barco auxiliar Primero de Meira.

Desde ese año, hasta 1935, casi sin interrupción, el IEO lleva a cabo campañas de investigación en las costas de Galicia, siendo A Coruña uno de sus puertos fundamentales de referencia. Merece la pena mencionar la campaña de 1928 ya que en ella participó la investigadora Emma Bardán, siendo seguramente la primera compaña de investigación marina española en alta mar en la que participó una mujer investigadora. Después vino la Guerra Civil y el consiguiente desastre también para la investigación oceanográfica española. Hubo que esperar hasta 1968 para ver la inauguración del Centro Oceanográfico de A Coruña.

Los primeros años del Centro Oceanográfico de A Coruña

En los años 60 de pasado siglo, tanto las autoridades como el sector pesquero reclamaban la instalación de un centro de investigación marina y pesquera en la ciudad. Pero seguramente quién más presionó para que esto ocurriese fue La Voz de Galicia y especialmente su director que, en sus artículos que firmaba como Bocelo, insistía en la necesidad del establecimiento en A Coruña de una delegación del Instituto Español de Oceanografía (IEO).

Estas demandas finalmente fueron escuchadas y en 1968, el 16 de abril, empezó a funcionar lo que se denominó en aquel entonces Laboratorio del Noroeste del Instituto Español de Oceanografía, hoy Centro Oceanográfico de A Coruña. Se nombró director en funciones a Héctor Quiroga Lorenzo y se instaló provisionalmente en la primera planta de un pequeño edificio de la Junta de Obras del Puerto (actualmente Autoridad Portuaria) situado en el Muelle de Linares Rivas.

La actividad comenzó inmediatamente. Por un lado se iniciaron los trabajos de investigación, para lo cual también se incorporó el oceanógrafo químico Nicolás González García-Estrada y el ayudante de laboratorio Manuel Bóveda. Por otro lado, se comenzó a buscar una ubicación definitiva en un edificio que permitiera llevar a cabo los trabajos de investigación de una manera adecuada.

Con respecto al edificio, se decidió construir uno propio. Para ello se solicitó, y consiguió, según el BOE de la época, «una parcela de terreno de novecientos sesenta metros cuadrados de superficie sita en el puerto de La Coruña, con el fin de construir un edificio para Laboratorio Oceanográfico». Tanto la parcela, como el hermoso edificio, son los mismos en los que aún se ubica el Centro Oceanográfico de A Coruña.

Con respecto a la investigación, se comenzaron los trabajos sobre cultivos de moluscos, gracias a una concesión en la Ría de O Burgo, y sobre productividad marina. En 1970 se hace la primera campaña de investigación del Centro, sobre las características físicas y químicas de la Ría de Sada, en la que tuve la enorme suerte de participar como estudiante de Biología. También en 1970 se comenzaron los estudios sobre contaminación marina ya que en ese año se produjo el accidente del Erkowit, que terminó encallando frente a Bastiagueiro, y entre la carga llevaba diversos productos químicos y pesticidas con alto contenido en mercurio.

La historia de los accidentes de grandes barcos petroleros fue muy dura en el área de A Coruña y hubo que dedicar grandes esfuerzos para hacer el seguimiento científico de los desastres provocados por los accidentes del Urquiola (1976), Mar Egeo (1992), Prestige (2002), sin olvidarnos del no menos desastroso accidente del Cason (1987).

En 1972 se comenzaron los estudios sobre pesquerías. En primer lugar sobre los atunes y especies afines, ya que España se acababa de incorporar a la recién creada Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) y era necesarios estudios científicos sobre esas especies. Yo tuve la suerte de ser contratado para iniciar esos trabajos que tanta satisfacción personal me dieron, y espero que también al Centro Oceanográfico de A Coruña, ya que siendo aún investigador en este Centro, llegué a presidir su importante Comité Científico internacional. En ese mismo año comenzaron los estudios de plancton gracias a la incorporación de María Teresa Álvarez Ossorio. Y en 1974 comenzaron los estudios sobre pesquerías de merluza de Gran Sol y de Galicia que correrían a cargo de Álvaro Fernández García, gran biólogo que posteriormente fue Director General del IEO.

En 1974 se produce el traslado al nuevo edificio del Muelle de Ánimas, y se incorpora como nuevo director Miguel Torre Cervigón, prestigioso investigador sobre cultivo de moluscos que regresaba de una larga estancia de estudios en Japón.

Al disponer del nuevo edificio, amplio y bien dotado de medios, se produjo un gran despliegue en la investigación que permitió la incorporación de nuevo personal y la puesta en marcha de nuevos y muy atractivos proyectos de investigación.

Se potenciaron los proyectos de investigación pesquera formando sólidos equipos de investigación tanto sobre túnidos como sobre especies demersales (merluza y especies asociadas), en los que participaban investigadores de toda España, pero que estaban dirigidos desde A Coruña para el conjunto de España. 

Como consecuencia de un episodio de toxicidad ocurrido en 1976 por consumo de mejillón afectado por las denominadas mareas rojas, floraciones algales nocivas, se creó en el IEO, y especialmente en el Centro de A Coruña, un excelente equipo de científicos encargados de investigar estos fenómenos y hacer un seguimiento de la ecología del fitoplancton responsable y de sus procesos vitales.

También en esos años, a partir de 1976, en el Centro Oceanográfico de A Coruña se formó un potente equipo de investigación para el estudio del ecosistema de las Rías Baixas, especialmente la de Arousa, gracias a los fondos proporcionados por el Acuerdo Complementario sobre Cooperación Científica del Tratado de Amistad entre España y los Estados Unidos.

Los investigadores españoles de este equipo pudieron formarse en Estados Unidos y desarrollar su trabajo en Galicia, lo que permitió dar un enorme paso en la dimensión internacional de las investigaciones y de las publicaciones científicas que se produjeron como consecuencia de ello. Se suele citar uno de los artículos de dos investigadores del Centro Oceanográfico de A Coruña, Manuel Varela y Ernesto Penas, como el primer artículo de de investigación marina de Galicia, y posiblemente de España, de gran repercusión internacional por su contenido y por la revista americana en que fue publicado. Después, felizmente, continuaron otros muchos.

En fin, esos fueron los primeros años del Centro Oceanográfico de A Coruña que tuve la enorme suerte de haber podido vivir como uno de sus investigadores. Y así, creciendo, se ha llegado al Cincuentenario, con potentísimos grupos de investigación marina, especialmente sobre pesquerías, cultivos marinos y medioambiente marino y protección ambiental, punteros en España y en Europa, que otros investigadores que actualmente trabajan en el Centro podrán explicar mejor que yo.

Mis felicitaciones por estos magníficos primeros cincuenta años con el deseo de que los cincuenta próximos sean incluso mejores.