Tiempo y tiempo

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

Julio Muñoz | Efe

08 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha dicho Cifuentes que la universidad la disculpó de ir a clases y hasta de examinarse porque estaba intensamente ocupada. Entre las presunciones que adornan a los políticos, la de la agenda imposible es una de las más interesantes. A cuenta del tiempo, o de la ausencia del mismo, han consolidado privilegios y excepciones, como si un minuto de conselleiro cotizara mucho más que el de un encofrador. Según esta tesis, el político es un individuo que se nos entrega en cuerpo y alma de forma que las cosas normales que hacemos las personas normales pasan a ser un trámite imposible de atender. Por ejemplo, por algún motivo misterioso un político lo primero que necesita al convertirse en político es un coche oficial. Da igual el rango y la responsabilidad que ostente. Incluso da igual si antes de hacerse político se manejaba con soltura para llegar a los sitios como los demás. En cuanto su nombre aparece en un boletín oficial, el político desarrolla una discapacidad súbita para la conducción que le obliga a llevar chófer. Con esa minusvalía activa, aparece una corte que les hace de todo mientras ellos hacen sus cosas de políticos. Cosas que llevan muchísimo tiempo.

Cifuentes ha sido una víctima de la falta de tiempo. Estaba tan sumamente liada que le resultaba imposible hacer sus cosas de política y hacer las cosas normales de un estudiante. Y ahí la universidad lo entendió perfectamente y le dijo, ni clases ni exámenes que eres política y no tienes tiempo. Porque un político lo es por encima de todo. Todo el mundo lo sabe. Tú puedes ser una señora que trabaja fuera de casa, atiende a un feixe de hijos y a una madre con alzhéimer pero nunca estarás tan ocupada como un político. Y eso que a pesar de toda esta extrema dedicación, las cosas van como van. Como para que Cifuentes hubiese ido a clases y a hacer sus exámenes. A quién se le ocurre.