Hay dos signos ortográficos que, como la letra eñe, se usan casi exclusivamente en español. Se trata de los de apertura de interrogación y exclamación. Estamos presenciando cómo empiezan a desaparecer en muchos textos, como los que se escriben en teléfonos y tabletas, y los destinados a las redes sociales de Internet. Ello puede deberse, por una parte, a la influencia del inglés, y por otra a que en algunos teclados virtuales que se emplean en aquellos dispositivos no son fáciles de localizar los signos mencionados. Sin olvidar el estilo de escribir apresurado que acorta las palabras hasta la incomprensión para el no iniciado.
En español, los signos de interrogación y de exclamación son dobles. Se emplean para marcar una palabra o el principio y el final de un enunciado o parte de él e indicar así su modalidad y su entonación interrogativa o exclamativa.
El primero de estos signos que se empleó fue el de cierre de interrogación (?), que durante siglos también se usó para señalar el carácter exclamativo de un texto. Antes se usaba la palabra latina quaestio para indicar que el texto que la precedía era una pregunta. Se abreviaba en una Q con una o pequeña debajo. Su progresiva deformación culminó en ?, el punctus interrogativus o punto interrogante. La Academia Española estableció en la segunda edición de su ortografía, en 1754, la norma sobre los signos de entonación, que pasaron a ser dobles, ¿? y ¡! La generalización de su uso aún tardó. De hecho, en el diccionario de la RAE no apareció la pareja ¿? hasta 1884.
El español es el único idioma en que se emplean sistemáticamente los signos de entonación dobles. Los demás de nuestro entorno se han quedado con los que para nosotros son de cierre. Algunos no necesitan los de apertura, pues tienen otras marcas gramaticales, como la inversión del orden sujeto-verbo, que indican el comienzo de la pregunta. Esas marcas no existen en otras lenguas, como el portugués, el gallego o el catalán. Las normas ortográficas del gallego señalan que la entonación interrogativa o exclamativa se marca al final del enunciado con los signos ? y !, respectivamente. Pero añaden que «para facilitar a lectura e evitar ambigüidades poderase indicar o inicio destas entoacións cos signos ¿ e ¡, respectivamente».
Cada idioma tiene sus peculiaridades y puede cambiar las normas ortográficas cuando quiera. A lo que hay que oponerse es a que el motor del cambio sea el tecleo apresurado en un teléfono mientas se espera ante un semáforo.