Asistíamos a los estertores del que se nos vendió como necesario Pacto de Estado por la Educación, luego de cuarenta años de una educación sometida al turnismo de las mayorías de gobierno, cuando nos hemos visto sorprendidos por el abandono de la negociación en el Congreso primero del Partido Socialista, y posteriormente de Podemos, Esquerra y la antigua Convergència. A tal sorpresa se suma el acuerdo de una comisión de Educación y Defensa sobre el temario para introducir el mundo militar en las aulas.
Hubo una asignatura de Educación para la Ciudadanía que pretendía la enseñanza de los valores democráticos y constitucionales, y provocó una las más duras batallas sociales -con participación de la Conferencia Episcopal-, y judiciales para aquel proyecto educativo del Gobierno Zapatero. Con la llegada del Gobierno popular se eliminó en el 2012 esa asignatura, sustituyéndose en el 2014 por otra de Valores Sociales y Cívicos o de Valores Éticos, como alternativas a la religión obligatoria. La Lomce o ley Wert logró la unanimidad en contra de todas las fuerzas parlamentarias. Perdida la mayoría absoluta popular, era tiempo de intentar un nuevo pacto educativo que ya parece haberse ido una vez más al traste, como sucediera cuando el del Gobierno de Zapatero.
Me decepcionó la ruptura de la negociación, pero aluciné con ese programa de Conocimiento de la Seguridad y la Defensa para los centros educativos. Por hacerlo en medio de las dificultades del pacto, y no entroncarlo en la asignatura obligatoria, según el acuerdo preliminar alcanzado, sobre Derechos Humanos y Valores Cívicos y Constitucionales.
A las personas, políticos también, les asiste el derecho a sus creencias, pero el gobernante debería ahorrarse banderas a media asta en Semana Santa, y considerar que los valores cívicos y constitucionales sobre las Fuerzas Armadas son algo más serio que lo que aportan los alegres compases de Banderita tu eres roja, banderita tu eres gualda. Porque a uno, que por edad hizo el servicio militar obligatorio, le resulta difícil comprender que la tal Comisión de Educación y Defensa considere el pasodoble de la zarzuela Las Corsarias, tiempos de la guerra de Marruecos, como quintaesencia de los valores ciudadanos e incluso patrios. Pero visto está que la secretaria general del partido Popular y ministra de Defensa no alcanza a comprender qué es un pacto educativo ni una asignatura sobre Derechos Humanos y Valores Cívicos y Constitucionales, tal como evidencian los borradores del programa presentado sobre Conocimiento de la Seguridad y la Defensa. Y si no fuera por los medios que lo dieron a conocer se podría pensar que, 17 años después de que el presidente Aznar, a instancias de CiU y Pujol, suprimiese el servicio militar obligatorio o el civil sustitutorio, nos habían colocado una nueva «noticia falsa». Pero lamentablemente, no. Así avanzamos, haciendo patrias.