Aquí se hubiera solucionado con un tirón de pelos

Manuel Serrano TRIBUNA

OPINIÓN

20 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la cautela necesaria de las informaciones a distancia, en el trágico desenlace del suceso ocurrido en Misisipi el pasado sábado es necesario distinguir algunos aspectos bien diferentes. El primero de ellos tiene que ver con la evidente proximidad a las armas que hay en Estados Unidos, y más especialmente en las zonas menos densamente pobladas.

Esa cercanía a las armas aparece como la causa aparente del fatal final de una pelea entre hermanos, que todos hemos vivido en primera persona o como testigos. Las situaciones marcadas por un ataque de descontrol o de ira son muy frecuentes a esas edades en cualquier cultura y en cualquier rincón del mundo. Lo que se sale de lo normal es el tiro. En España, como en la mayoría de los países, esas peleas entre hermanos se saldarían con un tirón de pelos y alguna reprimenda.

Conviene recordar que los dos hermanos estaban jugando al mismo juego contra la máquina, en este caso una consola. Y que en esas circunstancias es habitual que se puedan generar roces y enfrentamientos. Más que la adicción a un videojuego, en este caso lo que marca el choque entre los protagonistas es la competición, aunque insisto en que se trata de un juicio desde la distancia y es mucho más complicado hablar de cualquier otra patología, como un trastorno de personalidad o similares.

Si fuera un adulto el afectado, sería muy sencillo analizar la situación y poder establecer algunas pautas de comportamiento o posible adicción, pero los niños de 9 años no tienen aún patrones fijos de comportamiento, son gente en formación cuyas actuaciones se deben fundamentalmente a impulsos.

La reacción del niño, capaz de explicar lo ocurrido con total naturalidad, puede deberse a sentirse bloqueado o paralizado, más que a un ejercicio de frialdad en insensibilidad.

En cuanto al uso y/o abuso de los videojuegos entre los jóvenes, no soy más que un observador. Muchos pueden utilizarlos para que los niños no den guerra y luego ocurre lo que ocurre. Las adicciones ya han aparecido en las clasificaciones internacionales en los primeros puestos y en las unidades de drogadicciones se ha incluido esta figura

La recomendación que se puede hacer es que los teléfonos, la tele, los videojuegos... no son malos, pero hay que acotar los espacios y los tiempos de usos. De la misma manera que se prohíbe la bebida a los 18 años, quizá también se debería estudiar la posibilidad de prohibir a los menores el abuso de las nuevas herramientas. ¿O no se acotaba antes el uso de la televisión?