16 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.
Cuando alguien aquí juega con fuego o con la ley, lo natural es que acabe con sus huesos en la cárcel o, si no tiene principios, huyendo a tierras de Tintín. Como a pesar de todo sentido del humor no falta, a los malos políticos y a los políticos malos se les premia con ninots en las calles de Valencia. La independencia, en realidad, era esto: un apocalipsis fallero, una orgía de cartón piedra. Ironías de la fiesta: las réplicas de los pirómanos que han prendido fuego a España, a sus instituciones y al dinero de todos están a punto de transformarse en ceniza.